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Estepicursores por Ordoño

28/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Cuando lean estas líneas Ordoño II dejará de estar abierta al tráfico rodado y solo será posible el acceso a ella para residentes, carga y descarga, taxis o autobús. Es una revolución en toda regla, un paso más para que la capital leonesa se aleje del futuro, ya que lo más importante es ser la capital gastronómica de un país en el que el arte culinario es una riqueza absoluta compartida por todos, más allá del plato típico de cada casa o pueblo. Recuerdo que cuando las obras cortaron durante meses el tráfico en esta avenida, la ciudad colapsó: miles de vehículos tenían imposible acceder al centro, cientos de personas dormían en sus coches porque los atascos eran kilométricos, los establecimientos cerraron por una ruina total ya que nadie entraba en ellos si no iban con sus coches e incluso el Ayuntamiento tuvo que parar su actividad porque no había forma acudir al edificio. Eso sí, estos trabajos dejaron la avenida irreconocible, todo cambió para bien y el dinero fluía como nunca por su asfalto, signo de modernidad donde los haya, y la inversión volvió a las arcas municipales gracias a la lluvia de billetes que generó la necesaria rehabilitación.

Pero a partir de hoy todo será distinto. Los estepicursores irán de un lado a otro de la avenida porque nadie andará tranquilamente por una calle peatonal en la que hasta ahora todo el mundo aparcaba para hacer miles de compras, y nos dedicaremos a sacar fotos a esas bolas del desierto para hacer gifs. Seguro que también cierra el Zara, porque Amancio Ortega no permitirá que su única tienda en la capital esté en una calle por la que no pasa nadie. Los bares que volvieron a abrir con la llegada del aromático tráfico quitarán sus terrazas para dejar espacio a la nada, al igual que los comercios y otros establecimientos, que preferirán mudarse a calles en las que las aceras sean pequeñas y los coches abundantes. No hay más que fijarse en cualquier ciudad europea en la que el centro está muerto por la falta de coches, o incluso la plaza de Regla, la calle Ancha o el Húmedo, zonas sin gente porque los leoneses y los turistas quieren moverse con su automóvil a cada rato. Y no olvidemos las 50 millones de firmas recogidas por los comerciantes para volver a disfrutar de los coches por el centro. ¿Qué hará el alcalde ante este futuro apocalíptico?
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