Espuria liturgia

F. Mario Santos
10/06/2021
 Actualizado a 10/06/2021
Hemos asistido a una Primera Comunión en el Santuario de la Virgen del Camino. De algún funeral salimos más reconfortados y conscientes de lo efímero de la vida y lo poco que pensamos en el prójimo.

Sesupone que en esa misa son los niños los protagonistas, participando en todo momento para recordar el ‘día más feliz de su vida’. El oficiante nos colocó un sermón sobre un texto del Antiguo Testamento, en el que Moisés tiene una quedada con las Doce Tribus de Israel (Tema de candente actualidad). Los chavales arrascándose el calcetín, las niñas colocándose los perifollos, los mayores mirando el reloj, ya sin disimulo, pues parecía haberse detenido. Los guajes fueron haciendo sus lecturas, siempre vigilados de reojo y corregidospor el orondo abate, con la ira retenida por no ser el orador. El último chavalín en leer, presa del terror escénico se encasquilló, ‘el ministro del Señor’ literalmente le cerró el micrófono y le volvió la espalda. Con digna valentía una de las catequistas se lo devolvió y el rapaz en un grito pidió por la Paz del Mundo y un TE QUIERO MAMÁ, que a todos emocionó y no pudimos por menos de aplaudir. Por un instante se pudo percibir que por bajo de la casulla emergía un vaho verde y pestilente.

Duro lo tiene la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana si persiste en tapar los muchos y graves pecados que arropan a algunos de susomnipotentes embajadores. Cristo tendrá que volver con el látigo en la mano y recordarnos entre otras muchas cosas: «Dejad que los niños se acerquen a mí».
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