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Españoles en pañales

09/08/2021
 Actualizado a 09/08/2021
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Quizás fueran las benzodiacepinas, las 26 horas sin comer o la retahíla de pruebas médicas sin resultado, a pesar los manifiestos dolores, la fiebre y la contractura cervical, pero suscita muchas preguntas la situación político-deportivo-sanitaria que presenció este amigo mío en un box de un hospital de una comunidad vecina que no viene al caso –porque podría haber ocurrido en cualquier hospital de España–.

En su aburrimiento escuchaba la cháchara de un puesto vecino en el que una enfermera preguntó al paciente si llevaba pañal, a lo que el enfermo respondió entusiasta «¡Viva España!». Dos o tres cortinas más abajo otro paciente respondió con un enardecido «¡Arriba!», a lo que otra apurada profesional advirtió «usted estese quieto, por favor». Mi amigo asomó la cabeza fuera de su parcela asistencial en busca de las cámaras. En las horas siguientes se desenvolvió en sus pesadillas como figurante de películas de Berlanga, en un sueño también agitado por la medicación. Como no permiten visitas y no tenía batería, la turbación al despertar fue todavía mayor. Trató de tomar pie en la realidad y preguntó a la enfermera si alguien había gritado viva España hacía un par de horas y la sanitaria de turno le respondió que habría sido por el gol, que en ese momento jugaba la selección contra Argentina en las Olimpiadas. Con la respuesta se sintió todavía más desconcertado: ¿Había sido todo un delirio? ¿Una revelación? ¿Realmente era España este delirio de población envejecida, Sanidad Pública sobrecargada, fútbol y consignas patrióticas? ¿A esto se referían con democracia en pañales?

Al rato llegaron los médicos, atribuyeron sus males físicos a una posible infección vírica y le instaron a irse a casa. Sin embrago, pese a la notable mejoría, preguntó si era posible seguir en observación. El doctor le preguntó qué le pasaba y, como si Unamuno hablara por su boca, respondió «ahora me duele España».
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