Ese domingo de manifestación

Por Apolinar Suárez, ex-trabajador minero y vecino de Ponferrada

Apolinar Suárez
24/02/2020
 Actualizado a 24/02/2020
Imagen de la manifestación del 16-F en Ponferrada. | ICAL
Imagen de la manifestación del 16-F en Ponferrada. | ICAL
Nos hemos manifestado en paz. En paz y en libertad. A las 12 del mediodía del 16-F. Varias pancartas,banderas, de UGT, CCOO, muchas del Bierzo y hasta alguna republicana. Mucha gente, 20.000 según los organizadores, 11.000 según la subdelegación del gobierno, la clásica guerra de cifras dependiendo de quien cuente. Un grupo de gaitas.

A simple vista poca participación de lapinza de edad de entre 15 y 25 años. Mucho jubiladocon nietos. Y un lema único: el Bierzo no se muere.
En su discurso, algún sindicalistaapuntó que esta manifestación seguía la estela de la celebrada en diciembre de 2018, aunque lamentaba que no se haya puesto en marcha, desde entonces, ninguna medida, para fomentar el desarrollo económico del Bierzo. Otro lamentaba la pérdida de 3000 puestos de trabajo en estos últimos años. Alguien señalaba a los ayuntamientos mineros como los más damnificados en el proceso de transición energética. Dejar atrás el pasado y mirar al presente y hacia el futuro. Incumplimientos políticos. Atraer inversiones. Ciudadanos de tercera. Plan de reindustrialización……..Bla bla bla…..

Y es que una cosa es el éxito de la convocatoria y otro, muy distinto, el éxito de la manifestación. Multitudinaria fue la del 4 de mayo de 1984 bajo el lema «León solo». Asistieron 90.000 personas pero no sirvió para frenar la actual autonomía. Ni la marcha negra ni la multitudinaria manifestación de 1996 en defensa de la minería impidieron el desmantelamiento del sector. Entonces ¿qué podemos esperar ahora?

Si en la manifestación participan también los políticos, ¿a quien reclamamos? ¿Quién tiene la solución? Estamos pidiendo soluciones a los mismos que nos trajeron estas políticas de pérdida de puestos de trabajo, de abandono de las comarcas mineras. De derroche de los fondos mineros, en obras que adornaban sus programas electorales pero que no generaban puestos de trabajo. Si queremos que nos escuchen debemos elegir bien a quien enviar el mensaje. Y si no, da igual manifestarse que ir a misa. Ni Dios nos escucha, nadie nos oye. Y nos quedamos tan a gusto como dándole una moneda de 10 céntimos a un mendigo. Eso no nos convierte en generosos ni en caritativos. Sólo acallamos nuestras conciencias. Sabemos que no sirve para nada peronos sabe mejor el aperitivo.

Los gobiernos se han encargado de domesticar a los sindicatos, a los políticos y por ende a nosotros. Somos los borregos del S XXI, porque los borregos del siglo XX fueron, junto a bueyes, vacas y mulos los que ayudaron a crear una economía rural fuerte. Ahora dependemos mas de la WIFI, del I+D y de las APPS. Nos manejan a su antojo, nos dejan votar en listas cerradas cada cierto tiempo y nos ofrecen el placebo de la manifestación para que nos sintamos satisfechos.

En mis tiempos de estudiante, cuando queríamos burlarnos de lo que decía alguien, decíamos:¿Quien te escucha, oveya? Pues eso es lo que intuyo que nos contestan los responsables de la dinamización del Bierzo, de la reindustrialización de las cuencas mineras y de devolver a nuestros brillantes estudiantes, al menos, a empresas de su provincia o de su comunidad autónoma.

Señores políticos, oigo sus risas, intuyo sus burlas en su sillón giratorio. Nos manifestamos para pedirles que cumplan sus programas electorales, que cumplan su palabra, que luchen antes por su tierra que por su partido. Y si no dimitan dignamente. Mantengan la promesa dada, rompan la disciplina de voto, si es preciso. Pero no nos engañen, no nos fallen.La traca con la que arrancó la manifestación de Ponferrada fue lo único auténtico, lo único que me recordó los olores delas viejas huelgas, de donde salieron las jornadas de 35 horas, el descanso de los sábados e innumerables derechos sociales.

Y eso sucedió porque teníamos claro lo que queríamos y a quien le enviábamos el mensaje.Poníamos todo el empeño en que nos oyera y entendiese perfectamente. Ahora enviamos el mensaje a la nube: «Estamos aquí, existimos, todavía estamos vivos y necesitamos tu ayuda y todo tu esfuerzo para volver a ser un referente industrial del Noroeste».

Devuelvo mi bandera, para la próxima…..y me voy a tomar el aperitivo.
Ponme un Godello del Bierzo, hay que luchar por lo nuestro.

Apolinar Suárez es ex-trabajador minero y vecino de Ponferrada
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