Imagen Juan María García Campal

Escrivivir. ¡Vivan las palabras! II

17/08/2022
 Actualizado a 17/08/2022
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Pocas veces, si alguna, me ha dolido más un «tener razón» de esos que la Academia fija como «estar en lo cierto» de algo.

Si antes me da por escribir sobre la pervivencia en el mundo de «la intolerancia, ese fuego que cree en verdades tan débiles que su defensa, en vez de argumentos, exige quemar las obras de sus disidentes, cuando no la persecución, tortura o muerte de estos», antes un viejo creyente de veinticuatro años (Hadi Matar) iluminado de fe y odio, cuchillo en la mano que para la fraternidad fue creada, atenta contra Salman Rushdie, se pretende el héroe que cumpla la fetua tomada por el ayatolá Jomeini el 14 de febrero de 1989.

Y sí, ahora fue Rushdie, pero antes, recientemente, Abdullah Atefi y Sawa Khan Menapal fueron asesinados a tiros con un día de diferencia cuando los talibanes tomaron Kabul; y, al menos, cinco poetas y escritores fueron asesinados en Myanmar mientras participaban en una manifestación pacífica y otro fue secuestrado y torturado a muerte. Y así en muchos más países en nombre de cualquier increíble y cruel dios o de cualquier totalitarismo salvamundos de vario pelo y color como Bangladesh, Líbano, México, Países Bajos, China, Turquía, Egipto, Irán, Cuba, Bielorrusia, Etiopía, Nicaragua; y así en Azerbaiyán, Hungría, India, Marruecos, Togo, Vietnam, Rusia...

No debería olvidar escritor que se pretenda alguno, sea su grado magistral, aprendiente o sobrado plumífero que, en una sociedad, en un mundo plural, la libertad de expresión tiene una importanciaesencial para el ejercicio y salvaguarda del resto de libertades, de la Libertad una; que, en palabras de Rushdie en sus Versos satánicos: «El trabajo de un poeta es nombrar lo innombrable, denunciar los fraudes, tomar partido, iniciar debates, dar forma al mundo e impedir que se duerma» o, en su ‘De buena fe’, que los seres humanos «forjan (forjamos) su (nuestro) futuro discutiendo y desafiando y cuestionando y diciendo lo indecible; no arrodillándose (arrodillándonos) ante los dioses o ante los hombres».

Y mientras, sobrevolando el aire libre, el vergonzoso, denigrante e imperdonable tañer del silencio de Podemos –extraña manera de tocar el cielo esta de hundirse en el averno de la intolerancia– y de tanto libérrimo poeta y liberal seudointelectual.

No olvide pluma ninguna que escribir es, como aprendí de Fernando Beltrán, escrivivir. Y vivir exige la propia dignidad, la propia solidaridad, y el propio ejercicio y defensa de la Libertad.

¡Vivan las palabras!

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud, versos y párrafos!
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