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Escaparse por la gatera

22/05/2022
 Actualizado a 22/05/2022
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No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y es lo que le ha ocurrido a la UPL durante los últimos tres años en el Palacio de los Guzmanes. No quería ver lo que estaba sucediendo entre los muros de la Diputación, donde el autárquico Matías Llorente, su representante y vice ‘amo’ primero, actuaba como un verso libre. Ni métrica, ni rima. A su aire. Cual Juan Palomo.

Y ocurrió lo que se preveía. Que el pacto de gobierno suscrito entre las partes –los socialistas de Cendón y los leonesistas de Luis Mariano Santos– se convirtió, desde el minuto uno, en papel mojado. O, peor aún, se transmutó en aquel áspero papel higiénico –tan en boga durante los años cincuenta y sesenta del pasado siglo–, con el dibujito en rojo de un elefante simpático en su amarillenta y traslúcida envoltura. Por aquellos tiempos solo había dos alternativas, o el elefantito o el papel de periódico. Y allá cada uno con sus posaderas. El asunto, en fin, es que el contrato entre arrendador, el PSOE, y arrendado, la UPL, ha acabado hecho cisco por incumplimiento del primero, y Llorente, como se intuía desde hacía semanas, se quedó en el medio. Igual que el jueves. Pero dominando el centro del campo. Que es lo suyo.

Una de las razones que alega para abjurar de la operación, ponerse de jarras y continuar con el acta de diputado con mando en plaza en el bolsillo, es que él no firmó el pacto de la Diputación. Nos ha jodido. Es evidente. Ni tampoco el ordenanza que está a la entrada del edificio provincial. Ni muchos menos un despistado que pasaba por allí en busca de fiesta. La salida de pata de banco del ínclito Llorente (tómese como afamado) no tiene parangón. Parece de chiste. Pero olvida que con su presencia en el momento de la firma lo avaló de facto. Y se avaló a sí mismo. El algodón no engaña.

En la foto, que da fe gráfica del compromiso socialista-leonesista, figuran, rubricando el documento, Cendón y Santos como actores principales de uno y otro partido. En paralelo, Eduardo Morán, el presidente de la Diputación y gran beneficiado, y Matías Llorente, como fiscalizador del acuerdo, testifican, con gesto de satisfacción y honra la escena. Y en medio del retrato, como garante dispuesto a otorgar la bendición Urbi et Orbe gubernamental, el exministro José Luis Ábalos, que, además, repartió saludos y sonrisas a la conclusión del teatrillo. Al que no se ve es al ‘gorila’ Koldo, su hombre de confianza, que tampoco andaría muy lejos ‘por si acaso’. El alcalde de León sabe de sus modos y formas.

Pues bien, a día de hoy ya son públicas, asimismo, las de Llorente y su inacabada sinfonía personalista. Y parodiándole sin el menor sonrojo, todo va de puta madre en la Diputación. Palabra de Matías.
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