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Es necesario el botijo

06/06/2021
 Actualizado a 06/06/2021
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La pésima situación por la que atraviesa el Partido Popular de León quedó acreditada –y retratada- el pasado martes. Y, a la vez, enmarcada. Se había convocado la junta directiva provincial con el fin de sustanciar la fecha –se acordó que fuera la del 18 de julio próximo- en la que se dirimiría –si, con anterioridad, en la ‘primera vuelta’ estatutaria y antes de esa jornada sólo quedara un candidato sobraría el proceso- la elección del nuevo presidente. Pues bien, al meollo. ¿Qué ocurrió? Lo de tantas veces. Una más para no ‘defraudar’, aunque con diferente enunciado y fondo. Ahora convoco, luego desconvoco y, después, vuelvo a convocar. Todo ello el mismo día –el propio martes- y en menos de una hora, que le zumba el mango. Y la perplejidad y el enojo generalizado, notorio. Y con plena razón. Tampoco se dieron explicaciones del sucedido. Era de atraganto. O de torpes. «Lo siento, pido perdón», anunció el presidente Majo. Y a repartir cartas, que aquí no pasa nada. ‘La Negrilla’ del último jueves en este periódico apuntaba por dónde habían ido los tiros. Y disparaba al centro de la diana.

Ese fue el aperitivo del avance congresual, primer e inexcusable paso que debía garantir el todavía ‘amo’ y acólito de Fernández Mañueco, el controvertido embajador de la Junta, exalcalde de Valencia de Don Juan, expresidente de la Diputación y, dentro de unas semanas, ex sheriff del partido, Juan Martínez Majo. Ex de demasiadas cosas. A él le llega ahora, a sus carnes, su tercera ‘renovación’, algo que tanto le gustaba aplicar en cabeza ajena hace unos años. También a otros varios, que, a salto de mata, andan buscando, hoy, un venidero acomodo, previo, cuando menos, a la jubilación. Que si pintaran oros a medio plazo se estiraría el chicle. O se procuraría. Pues bien, luego, en el transcurso de la reunión, llegó la hora de las alabanzas. Del elogio barato a la figura de Majo por parte de adeptos mansitosy pelotilleros de carnaval. Entraba en el descamisado guión.

El único que alzó la voz y protestó fue el exsenador Luis Aznar, uno más de los ‘renovados’ en un momento no tan lejano. Aznar, un hombre breado en política, de fácil y directa palabra –ahí están sus intervenciones en el Senado- acalló al ‘personal’ cuando calificó de espectáculo y circo lo que había ocurrido. Y en una clara alusión a la presidencia, lamentaba que al PP se le hubiera faltado al respeto, «porque nos está tutelando el gerente de Zamora». Silencio extendido. Incontrovertible. Y Majo, mudo como una puerta. Ni siquiera tuvo el arrojo de explicarse. ¿Estaba acojonado?... Esta es y así es la fuerza de cacahuete de un partido roto. Desmembrado. Y, aún, quieren seguir los mismos. Botijo, por favor.
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