10/02/2021
 Actualizado a 10/02/2021
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Nadie piense mis neuronas gripadas por el tema del coronavirus, ¡quia! Qué más quisiera que poder entregarme a cavilar sobre asunto de menor consecuencia vital y mortal (por ejemplo, las diarreas mentales de Pablo Iglesias).

Por ello, para sostenerlo, lo enmiendo en parte. Pues igual que soy crítico con decisiones de los políticos responsables de nuestra salud, hoy, estimo justo felicitar a la Gerencia de Atención Primaria por la organización y atención recibida en el cribado de días atrás en León para la detección de contagiados y contagiadores asintomáticos y al que, por deber y tranquilidad, junto a otros 45645 conciudadanos, me sometí.

Ahora bien, lo que no llego a entender es que, habiendo desde el pasado 7 de enero un millón más de contagiados –con lo que para ellos y todos conlleva– haya solistas canturreando el costoso, social y económicamente, «salvar…», por versiones que utilicen.

La que más me ha cabreado ha sido la titular y responsable de la rama o cartera gubernamental de Industria, Comercio y Turismo que el pasado 30 de enero, sin duda ajena –la rama es la rama– a todos los problemas existentes con las vacunaciones en España y cuando aún, que yo sepa, no ha planteado ni una sola alternativa de mejora a la estructura industrial del país, se descolgó con que la «Semana Santa puede ser el reinicio de los viajes nacionales». Y necia sigue, pues ayer, en Valladolid, aunque matizó más su objetivo «no habrá movilidad si no hay control del virus» sí le centró, con hábil pase, el problema a la zaguera de Sanidad al urgir acelerar la vacunación contra la COVID-19. Ahí es nada: balones fuera que estamos ganando.

Otro, aunque de menor audiencia pero más cercano, que me disgusta es el señor alcalde, tan velador de la ilusión de la vecindad por la semana procesionaria con su forzado sándwich ‘churromerinesco’: «la gente necesita ilusión, algo que la Junta quita a los ciudadanos y especialmente a los leoneses». ¿De verdad, alcalde, necesitamos ilusión? ¿No precisará la ciudadanía más y mejor cautela, más y mejor preservar la amenazada salud?

Los hosteleros rompen platos. Recuerdo la vieja iniciativa altruista ‘café pendiente’ en la última crisis económica. Te tomabas un café y pagabas otro u otros para quien no pudiera pagárselo. ¿Qué cuántos establecimientos se sumaron en los leones? No llegó a la decena. Yo hoy la retomaría la idea a la inversa. Pago hoy lo que quiera y ya lo consumiré cuando escampe el bicho.

Es la vida, amigos.

¡Salud!, y cuiden y cuídense.
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