Entre tinieblas

El Rito de Tinieblas es una de esas tradiciones que calaron hondo en quienes las conocieron. El Museo Etnográfico decidió recuperarlo ya hace 9 años en su doble vertiente cultural y religiosa

Fulgencio Fernández
24/03/2018
 Actualizado a 15/09/2019
Las carracas y matracas tienen gran protagonismo en este Rito y el Etnográfico tiene una gigante.
Las carracas y matracas tienen gran protagonismo en este Rito y el Etnográfico tiene una gigante.
En las conversaciones sobre las viejas tradiciones, sobre los recuerdos de Semana Santa en nuestra provincia, siempre se cuela una expresión: El Rito de Tinieblas. Quienes lo vivieron no olvidan su espectacularidad tenebrosa, la puesta en escena, las carracas... El Museo Etnográfico Provincial con sede en Mansilla decidió hace ya 9 años recuperarlo en su doble vertiente, como rito religioso pero también como acto cultural y tradicional, contando con la Iglesia Mayor de Santa María y con todas las cofradías y hermandades mansillesas (Santa Eugenia, Santísimo, Jesús Nazareno y Siete Palabras)el Coro Santa María, Grupo de teatro Testes Temporum... La cita es en la tarde de hoy, desde las 17 horas, en el Museo; para acudir a las 20 horas a la Misa de Tinieblas en la Iglesia para, a su finalización, celebrar el Rito propiamente dicho: Con la declamación, Miserere, Música sacra, apagado de luces y repique de matracas y carracas, que se cerrará con una confraternización de Cofradías con vino dulce y pastas.

Este rito fue habitualen la práctica totalidad de nuestros pueblos hasta el último tercio del siglo XX con el nombre de Oficio de tinieblas. En él se cantaban los salmos del miserere, en un normal número de trece, con el apagado progresivo de cirios pascuales, bien individualizados bien formando parte de un ‘tenebrario’ para finalizar con el último de los salmos y apagado de cirios; que da paso a un apagado general de la iluminación de la iglesia y un repique y estruendo de matracas y carracas que conseguía un efecto de gran teatralidad.

Este Oficio de Tinieblas fue cayendo en desuso a partir del concilio Vaticano II, por eso desde el Museo de Mansilla se han planteado su recuperación dándole una visión más cultural y popular, incluso lúdica, con la teatraliuzación del mismo pero manteniendo ese aspecto de sobrecogimiento que solía producir.
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