Entre Fraga y Paco Umbral, la Mata Hari de la Valduerna

Leonesa de la Valduerna, un personaje de los 80 y 90, habitual en la tele, la mujer con más apodos, Mata Hari el más repetido

Fulgencio Fernández
11/02/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Una prueba de la notoriedad que llegó a adquirir la leonesa Karina Falagán podría ser que en el libro de Pilar Eyre ‘Mujeres. Veinte años después’ (Plaza y Janés. 1996) es que la periodista elige para entrevistarlas a 17 mujeres que, ella misma explica, «constituyen lo más granado del panorama femenino español. Personalidades fuertes, con carisma...».

Eran las elegidas, por ejemplo, la Duquesa de Alba, Ana María Matute, Sara Montiel, Sor Nuria Gaza, Lidia Falcón, Bibi Salisachs, Juana de Aizpuru, Cristina Almeida, Maruja Torres, Soledad Becerril, Pilar Jaraiz Franco... y una leonesa, Karina Falagán (Castrotierra de la Valduerna, 1946-Vigo, 2013). Bien es cierto que el inicio de la entrevista ya daba algunas claves: «Ésta no es una entrevista para señoritas...» y recuerda que el taxista que llevó a Eyre a la playa de Samil, donde regentaba un negocio, le dijo: «Esta es la mujer más famosa de Galicia».

De la suma de una amistad bajo sospecha conFraga y cuando entró en el Parlamento gallego a abofetear a un diputado sacó Umbral su perfil: "Una mezcla entre Mata Hari y Urtain"  Y a esta mujer pronto se le quedó pequeño su pueblo, Castrotierra, y y buscó nuevas fronteras para una carrera que nadie duda de empresaria, emprendedora y valiente. «Empecé desde abajo, de emigrante, como tanta gente de mi tierra. En mi caso en Londres, primero, en América después, en París, siempre currando, hasta que desembarqué en Galicia y, la verdad, me ha perseguido el escándalo. O lo he buscado».

No rehuye ningún tema. No rehuye que es fácil escandalizar en aquella Galicia de los 80 y 90 siendo madre soltera —«el matrimonio es un chanchullo», decía— y abriendo el que se cita siempre como «el primer bar de alterne», el Lady Hamilton.

- ¿Bar de alterne? Suena, con perdón, a puti club o algo parecido.
- No. Era un bar de señoritas, con señoritas impresionantes de camareras, extranjeras, modelos, estudiantes...

Y señalaba para quienes decían que ella se aprovechaba de Fraga que «del Hamilton salió el dinero para las dos primeras sedes de AP y para pagar la campaña de Fraga, mi amigo, uno de los pocos que nunca me falló».

- ¿Cómo erala relación con las camareras del Lady?
- Yo les pagaba un sueldo, bueno... y allá ellas.
- Y, con perdón, lo de «la puta de Fraga»que usted mismo reconoce cuando dice que está harta de que le llamen la puta de Fraga.
- Únelo todo. Un bar con señoritas... una casa de putas. Karina es amiga de Fraga, que lo soy, pues «la puta de Fraga», pero a alguna se le atragantó la broma.

Se refería la leonesa a uno de los hechos que marcó su vida. Una diputada socialista, Rosa Miguélez,pronunció la citada expresión en sede parlamentaria y la leonesa acudió al mismo, la buscó y ella misma explicaba: «La dí una hostia que la senté en un cactus que había allí en una maceta».

Y en ese momento le da a Eyre una de las respuestas más enigmáticas de la larga entrevista cuando le pregunta por su relación con Fraga: «Yo mientras he estado con Fraga siempre le he sido fiel». (¿?)

El apodo relacionado con el todopoderoso político fue el que la hizo más famosa en Galicia, pero no el único, todo lo contrario, fue mujer de muchos apodos. El maestro Antonio Núñez, que la conoció en León, siempre escribía de ella como «la corza herida de La Valduerna»; en los periódicos gallegos eran habituales los titulares como «la musa del fraguismo» o «la alcaldesa del Atlántico», por los negocios que montó en la playa viguesa de Samil y que le valieron al periodista Javier González para otro apodo: «La madre Karina de Samil».

Sus apodos juntos componen una definición: ‘La corza herida de La Valduerna’, ‘ La musa del fraguismo’, ‘La alcaldesa del Atlántico’ y hasta ‘La madre Karina de Samil’  Pero quien cargó su ácida pluma sobre ella fue Paco Umbral, con quien coincidió durante años en tertulias de televisión en canales de ámbito nacional y tenían unas peloteras de armas tomar. Umbral, que compartía raíces con Falagán, escribió de ella en una de sus famosas columnas que «es una mezcla entre Mata Hari y Urtain», uniendo los oscuros trabajos que hacía para Fraga y al famoso boxeador, un juguete roto que acabó suicidándose.

¿Y la madre Karina de Samil? Pues hasta sus enemigos reconocen que la leonesa era capaz de lo mejor y lo peor. Que a esta mujer con tantos claroscuros junto a sus trapicheos con el poder —cuyo ejemplo siempre es el complejo hotelero a pie de playa— también fue capaz de acoger allí, ayudar, dar trabajo, a chavales destrozados por la droga, ayudar a sus madres... «Las injusticias me ponen enferma».

En sus últimos años organizaba concursos —sobre todo de castillos de arena— para niños con muy buenos premios y llevaba a famosos que había conocido en sus tiempos de tertuliana televisiva, como el Padre Apeles ¿quién se acuerda de él?

Inclasificable Karina. Incapaz de dejar a nadie indiferente. Leonesa, emigrante que sí regresó de vez en cuando a su tierra como «corza herida».
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