Entre col y col, lechuga

‘El acusado’ de Yvan Attal se estrena este viernes en cines

Estefanía Muñiz
08/09/2022
 Actualizado a 08/09/2022
Imagen de la película de Yvan Attal ‘El acusado’, que este viernes llega a los cines. | L.N.C.
Imagen de la película de Yvan Attal ‘El acusado’, que este viernes llega a los cines. | L.N.C.
Los malos guiones están cuajados de villanos malísimos y de héroes impecables, pero la vida rara vez ofrece personajes o situaciones en blanco y negro. A veces, por no decir habitualmente, nos movemos en esa tierra de nadie en la que existen razones, conscientes o no, para que alguien dañe, así como motivaciones igual de nebulosas para que un benefactor preste su ayuda de manera aparentemente desinteresada o sencillamente consienta lo que se podría considerar una tropelía. En esta franja ambigua se desarrolla ‘El acusado’, la película de Yvan Attal basada en la obra de Karine Tuil ‘Les choses humaines’ que se estrenará este viernes en cines.

El filme narra la acusación de violación de una adolescente al hijo de la novia de su padre, así como el proceso judicial que se desencadena a raíz de la denuncia y las consecuencias que ello acarrea para ambos. No trata sobre una violación forzada ya que ella nunca dijo no explícitamente, pero él, a pesar de que ella mantuvo silencio en actitud claramente bloqueada, la forzó a realizarle una felación y la penetró sin preservativo.

El joven, un chico estudioso y sin antecedentes, con el que el espectador empatiza tanto como con ella, está maleado por una educación patriarcal y por una relación en la que la violencia y lo erótico toman un mismo cariz sin que eso menoscabe el placer de su pareja o le induzca a pensar que esas mismas prácticas con otras mujeres podrían suponer un delito.

Ella, sin embargo, ha crecido en un ambiente carente de educación sexual e impregnado de secretos y culpa, lo cual no es sino una deformación distinta.

La película aborda el asunto desde el punto de vista tanto de la víctima como del acusado, planteando un dilema moral con brillantez sin denostar el drama y la causa de las víctimas.

La intencionalidad del agresor no está clara y la prueba se reduce a ambos testimonios, de forma que lo ilegal y lo inmoral quedan separados por una línea difusa. Este estudio bilateral es el gran acierto de la película.

Attal ofrece secuencias del juicio editadas con momentos de la noche en que acontecieron los hechos, pero no muestra nunca exactamente lo que pasó, dejando que el espectador escuche a ambos letrados y tome sus propias decisiones.

Conviene recordar que en nuestro país se produce una cifra aproximada de 400.000 actos de violencia sexual cada año. Afortunadamente, el pasado 25 de agosto de 2022 en nuestro país se ha aprobado la llamada ley del solo sí es sí, que pivota sobre el consentimiento.

También afortunadamente, ninguna definición legal puede invertir la carga de la prueba ya que prevalecen el derecho constitucional y la presunción de inocencia, recayendo la carga de la prueba sobre el fiscal o la acusación.

No obstante, me pregunto cuál será el impacto social y mediático que esta ley puede tener en los casos en los que estas «cosas humanas» y no un delito vergonzante sean las que encienden la mecha. A este respecto también les recomiendo ese filme imprescindible que es ‘La caza’ de Thomas Vintenberg, otro guion que como ustedes verán, dista mucho de los simplismos que de cuando en cuando nos cuelan en las plataformas. Ya saben, entre col y col, lechuga.
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