Enrique Barón: "Los europeos vivimos en una casa que está a medio hacer"

‘El leviatán europeo: ¿monstruo o civitas?’ es el título de la conferencia que este jueves trajo a León al expresidente del Parlamento Europeo y exministro de Transporte, Turismo y Comunicaciones

Rosa Álvarez
17/02/2017
 Actualizado a 15/09/2019
Enrique Barón, este jueves en la Fundación Sierra Pambley. | MAURICIO PEÑA
Enrique Barón, este jueves en la Fundación Sierra Pambley. | MAURICIO PEÑA
–Visita León para pronunciar una conferencia enmarcada en las actividades que desarrolla el Proyecto Europeo ‘Jean Monnet’ de la Universidad de León. ¿En qué asuntos se centra?
–La conferencia trata sobre temas europeos y mundiales de actualidad. El título es ‘El leviatán europeo: ¿monstruo o civitas?’. La preparé para la Universidad Hebrea de Jerusalén. El leviatán está en la Biblia, es un monstruo, un demonio, siempre es una criatura muy grande.

–¿Vemos a Europa como ese monstruo?
–Yo llevo muchos años trabajando en la construcción europea y creo y sigo creyendo que es lo mejor que hemos hecho los europeos desde los 65-70 años que acabó la Guerra Mundial. Ha cambiado nuestra historia. De una lucha por la hegemonía, de enfrentamientos y de guerra civil casi permanente, hemos creado un sistema para compartir un destino, un sistema democrático y una causa noble. Noble porque encarna unos valores comunes por primera vez entre los europeos. Lo que empezó como una aventura de reconciliación entre enemigos seculares hoy en día nos ha llevado al premio Nobel de la Paz y a una unión que empezó con seis países y ahora somos 28, y eso porque todavía no ha empezado el Brexit.

–¿Cobra más valor que nunca defender esa unión cuando hay proyectos como el Brexit que apuestan por todo lo contrario?
–Como esto no es una cárcel, ni es la Unión Soviética, hay un artículo que prevé que se puedan salir e incluso que puedan volver a entrar. El tema lo están debatiendo los británicos y ya veremos a ver qué pasa. Todavía no ha empezado el Brexit. Lo que sí que es cierto, y de ahí viene lo del leviatán, es que esta causa tan noble hay algunos movimientos y opiniones públicas europeas que piensan que es un monstruo y que lo que hay que hacer es que cada uno se meta en su casa y volver a los viejos buenos tiempos, que fueron más idílicos y eso, además de imposible, no tiene sentido. Eso es lo que se conoce con el nombre de populismo, que no es que sea como una gripe ni un virus que viene de fuera. Yo lo que digo es que hay que pensar en ello como en el colesterol. Hay malo y bueno, el problema es cuando el malo supera al bueno. El populismo es tratar de dar respuestas fáciles y seguras a desafíos que no son tan fáciles. Tiene la ventaja de que parece que todo se resuelve con un golpe de mano o por arte de magia y el inconveniente de que la realidad es que no es así.

–¿Cómo se lucha frente a esto?
–En primer lugar nosotros no somos ya los que dominamos el mundo. Los europeos somos ahora el 7% de la humanidad cuando a mediados del siglo pasado éramos el 25%. Somos pocos y tenemos que defender nuestro futuro, nuestra economía y nuestro comercio en un mundo que está evolucionando en una línea muy parecida a lo que queremos nosotros. La globalización no se va a parar y tenemos que adaptarnos para sobrevivir y eso supone cambios muy importantes. Ahora mismo, en EEUU ha habido un cambio muy importante y eso nos exige a los europeos un esfuerzo de reforzamiento de lo que estamos haciendo. Los europeos tenemos que ser conscientes de que vivimos en una casa que está a medio hacer, hemos dado pasos muy importantes, tenemos la paz, una unión monetaria que funciona, una moneda, pero tenemos que acabar de construir la casa.

–¿Tiene menos sentido que nunca cerrar puertas?
–Sin duda. Toda mi vida ha sido abrir puertas, las físicas y las mentales. En el caso del Reino Unido, yo lamento que ellos quieran separarse. No es positivo ni para ellos ni para nosotros. Nosotros seguiremos con nuestro proceso y ellos ya verán lo que hacen, pero si se quedan tendrán que hacerlo a las duras y a las maduras.

–¿Cuestiones como esta hacen que nos preguntemos si es la gente lo suficientemente consciente de la importancia de las decisiones que se toman en Europa?
–Hay de todo. Ahora mismo el Tribunal de Justicia Europeo es muy popular en España por el tema de las cláusulas suelo o con el tema de los interinos. También con el euro, que todos utilizamos. Lo que sí que es cierto es que siendo europeos parece que calan muchas veces más los argumentos en contra que a favor. Hay una conciencia difusa.
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