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En mi pueblo lloran cenizas

22/07/2022
 Actualizado a 22/07/2022
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En mi pueblo lloran cenizas del incendio de Tábara, del incendio del valle del Tera, del del Bierzo, del de La Cabrera, y de todos los incendios que arden y han ardido en esta tierra castigada nuestra, lloran cenizas y todos lloramos con ellas porque se está perdiendo una provincia entera, Zamora, y a otra le pegan bocados sin tregua, León.

Ese es el noroeste olvidado. Olvidado de todos. De los políticos y de las administraciones. De los defensores del medio ambiente. De las compañías telefónicas. De Renfe. De las compañías de autobuses. Del ministerio de Sanidad. Del ministerio de Educación. Del de Economía. Y no digamos del de Medio Ambiente. De la Junta. Del Gobierno central. De la Unión Europea. De los libros de texto. De los libros de historia. De los Telediarios. Del imaginario español. Del vocabulario.

¿Qué había en el Noroeste? Pastores, labradores, huertas cavadas con amor, frutales cargados, viñas centenarias, había bosques de roble, pinares, había corzos, ciervos, cabras montesas, y lobos, y águilas y buitres, y ríos con el fondo claro y montañas llenas de cuevas y misterios.

¿Qué hay ahora en el noroeste? Tierra negra, troncos calcinados como un ejército de espectros, jatos muertos, ovejas muertas, corzos muertos, vida muerta. La doméstica y la silvestre. Hay personas que han muerto. Casas quemadas. Sembrados arrasados. Y los ríos bajan arrastrando su agua turbia.

Así está la España rural. La España que se queda cada vez más sola.

¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué va a hacer nuestro gobierno regional, que decidió no hace tanto que no se necesitaba presupuesto para mantener las dotaciones de bomberos? ¿Qué va a hacer nuestro ministerio de Medio Ambiente? Probablemente pedir subvenciones a la Unión Europea. ¿Qué va a pasar con ese dinero? Que no llegará a los que lo necesitan. ¿Qué se puede hacer con esas miles de hectáreas quemadas? A alguno, Dios no lo quiera, se le ocurrirá instalar aerogeneradores y macro parques solares. Total, ya no hará falta cortar y mover toneladas de árboles ni de tierra, el trabajo está hecho.

¿Y qué vamos a hacer nosotros, los que venimos de esa España quemada? Protestar, eso es lo que tenemos que hacer, que la pena se convierta en rabia. Pedir que vuelvan los trenes y los dispensarios y los autobuses y las escuelas y los bomberos, pedir que haya cobertura, que podamos trabajar, que podamos replantar, que podamos reconstruir. Que podamos vivir como los demás. Ni más ni menos. Pedir igualdad de trato para la España rural.
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