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En busca de una Hibiscus

18/06/2017
 Actualizado a 12/09/2019
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La columna es un órgano que va del sacro al cráneo en ascensión osteofibrocartilaginosa, y que, sobre todo si eres columnista, suele enchuecarse mucho y doler un chingo». Aunque la autoría de esta frase pertenezca a la que algunos califican como la «nueva revelación de las letras latinoamericanas», a mí me sirve para reflexionar sobre el sentido de estas tribunas dominicales, las que firmo cada dos semanas. Volviendo al texto del arranque, que por cierto he tomado prestado de Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1980) y, siendo esta de hoy mi entrega número cincuenta y cuatro, he decidido parar hasta que estrenemos el otoño. Reconozco que disfruto escribiendo estas piezas, ni sufro un montón (chingo), ni se tuercen mis letras (enchuecarse). Tan solo siento un cierto temor a quedarme sin historias que conecten, que no les aburran.

Empecé el año con un relato viajero sin imaginar que aquella narración despertaría el interés de Josep Fort, un lector de Sabadell que contactó conmigo para charlar sobre Helena Bargiel y su sonrisa en Auschwitz.

Tampoco me propuse mandar una carta al pasado con motivo de mi cuarenta cumpleaños a ese joven impertinente que era yo a mitad de los noventa, «demasiados consejos para el poco caso que te va a hacer», pensé al concluirla. Esta cita con el papel siempre comienza antes de la medianoche del finde, cuando Roberto Fernández, guardián de La Nueva Crónica, recibe en su correo mi folio para, una vez revisado y maquetado, enviarlo impecable a la rotativa, libre de errores como aquel mío que situaba Puerta Bonita lejos de Carabanchel, al lado de la Plaza del Grano para ser exactos.

Una columna da para mucho, ahí les dejé mi trilogía sobre el despoblamiento, que surgió con un simple anuncio clasificado y terminó, casi seguro, en la papelera de algún despacho provincial. A finales de abril puse el ejemplo de San Martín de Manhattan para criticar el expolio que ha sufrido nuestro patrimonio artístico, denuncia que amplió un mes después el de Vegamián en la contra de este periódico recordando su entrevista con Erick el Belga.

Por aquí también han pasado personajes de Hollywood: Brad Pitt en una escena a orillas del Bernesga o Bob Odenkirk perdido en Castrocontrigo. Y así, columna tras columna hasta celebrar mi primer all iron en la penúltima de esta saga y caer rendido a las puertas del verano. Nos vemos en septiembre, antes buscaré la Hibiscus brackenridgei para luego contárselo. Disfruten...
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