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El virus de los botellones

07/07/2020
 Actualizado a 07/07/2020
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El tiempo corre tan aprisa que parece que fue hace mucho tiempo cuando apenas podíamos salir de casa y a eso de las ocho de la tarde salía la gente a los balcones y terrazas con la canción ‘Resistiré’ de fondo. Confieso que la situación me resultaba un tanto deprimente, aunque el confinamiento haya tenido cosas buenas. De hecho el número de infectados e infectadas y de fallecidos y fallecidas ha descendido considerablemente.Tal vez por eso se ha vuelto a bajar la guardia y ahora parece que estamos retrocediendo. Lo cual quiere decir que mucha gente está tomando a broma algo que es realmente muy grave.

Me contaba esta mañana alguien que estuvo pasando unos días de vacaciones en el País Vasco que allí prácticamente nadie llevaba mascarilla por las calles. No hace falta ir muy lejos para comprobar que mucha gente no toma en serio las normas que aconsejan las autoridades sanitarias. Nada tiene, pues, de extraño, que volvamos a las andadas. Pero hay algo que ya ha venido sucediendo desde el primer momento, mucho antes de que comenzara la desescalada, y es la obsesión de los jóvenes por organizar botellones. Por si alguienno tiene claro lo que es el botellón me permito copiar una cita de Wikipedia, aunque sea larga:

«Botellón es un término que describe la costumbre, aparecida en España en la última década del siglo XX, sobre todo entre los jóvenes, de consumir grandes cantidades de bebidas alcohólicas en la vía pública… La práctica de botellones masivos dio lugar a cientos de críticas por el ruido producido hasta altas horas de la madrugada y la suciedad generada. Asimismo, la pérdida de control inducida por la intoxicación etílica y el contexto masivo llevaban asociados con frecuencia actos de vandalismo, rotura de mobiliario urbano y peleas, además de frecuentes restos de micciones en espacios públicos. Por otra parte, esta práctica contribuye a adelantar la edad de inicio en el consumo de alcohol y de las primeras borracheras entre los jóvenes».

Independientemente de que nos haya llegado el coronavirus y los botellones creen un caldo de cultivo muy favorable a la propagación del virus, hay que decir que los botellones son una práctica detestable que habría que erradicar como una verdadera plaga. Si a esto añadimos sus consecuencias desde el punto de vista de favorecer la pandemia, resulta aún más fácil de entender que se trata de una muestra de insolidaridad, egoísmo e irresponsabilidad que se debería castigar sin paliativos.
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