El videoclub bañezano ya vuela con su Vencejo de Oro

Después del parón obligado por la pandemia este sábado regresó a La Bañeza otra de las actividades que reivindican las tradiciones como buscan recordar y conmemorar. Los Otroras que volvieron a soltar el vencejo que sobrevoló la Ciudad Mercado de la Vía de la Plata, esta vez el broche de oro al comercio bañezano que se entregó al tradicional Videoclub La Bañeza de Matilde, quien recibió el tan preciado Vencejo de Oro al Comercio Tradicional.

Somos uno de los 300 videoclubs que permanecen activos en España y este reconocimiento nos anima a seguir ofreciendo cine de calidad a nuestros socios  Desde la noche del viernes, las boinas se dejaron ver por La Bañeza, inaugurando la festividad con una cena de hermandad, donde no faltaron la casquería y el buen vino como antaño era costumbre. Una festividad que viene a rememorar esa época dorada de la Ciudad Mercado a la que acudía los comarcanos cada sábado para abastecerse de lo necesario para pasar la semana. Otros llegaban para mercar sus materias primas o simplemente a realizar su particular jornada de ocio paseando por la urbe, aprovechando la ocasión para tomarse unos chatos de vino con un buen pincho de callos. Es esta la esencia que buscan mantener viva este peculiar grupo de bañezanos, que durante el sábado pasearon por el mercado bajando desde la estación de la añorada Vía de la Plata. Tras este recorrido comenzaron los diferentes actos, incluido uno de los más importantes de la jornada, la entrega del Vencejo de Oro, que este año recayó en el Videoclub Bañezano, que cuenta con cerca de 40 años y que regenta Matilde, más conocida como ‘Mati’. «Somos uno de los 300 videoclubs que permanecen activos en España y este reconocimiento nos anima a seguir ofreciendo cine de calidad a nuestros socios», comenta ‘Mati’.

Ya cuenta con cantera para mantener vivo el legado comercial al imbatible grito de ¡Viva todo! Tras la entrega del premio se rondaron varias tascas celebrando la llegada del vencejo, bajo el cual se realizó el siempre emotivo bautismo para los nuevos miembros a golpe de vino y chorizo. Una vez concluida la ceremonia de iniciación, llegó la hora de comer y Los Otroras se reunirán en la Plaza de los Cacharros, donde compartieron sus viandas, como la buena familia que son, para una vez mitigado el hambre, entrada la hora de reposar la comida, disfrutar de una buena siesta en el Jardinillo para los más perezosos y para los más ociosos cartas y tapete para jugarse el café.

La jornada sirvió para demostrar la originalidad de este grupo que se revuelve contra la nostalgia y que ya cuenta con cantera para mantener vivo el legado comercial al imbatible grito de ¡Viva todo!