El Valdepiélago más taurino

La localidad albergó la novillada con la que cada año recuerda a Joselillo y en la que destacó el triunfo del rejoneador Raúl Martín Burgos (tres orejas y un rabo)

Alfredo Hurtado
12/08/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Raúl Martín Burgos cuajó una buena faena en su primer novillo, pero se quedó con una oreja al fallar con el rejón de muerte. | SAÚL ARÉN
Raúl Martín Burgos cuajó una buena faena en su primer novillo, pero se quedó con una oreja al fallar con el rejón de muerte. | SAÚL ARÉN
El memorial Joselillo es ya una tradición dentro del mundo taurino de la provincia. Valdepiélago celebraba este domingo una nueva edición de una novillada que recuerda a un torero del municipio fallecido en su juventud en Ciudad de México. Con tres cuartos de entrada en la plaza portátil instalada en la localidad, destacó la actuación del rejoneador madrileño Raúl Martín Burgos, que en novillo que abría plaza hizo una faena destacada, aunque se tuvo que conformar con una oreja tras fallar con el rejón de muerte. No ocurrió lo mismo en el segundo de su lote, en el que hizo vibrar al público con una espectacular faena por la que obtuvo dos orejas y rabo y que le permitió dar la vuelta al ruedo entre una sonora ovación. Una niña presente en la novillada se fue a casa con el rabo después de pedírselo al rejoneador.

Solal Solalito no tuvo suerte con su primer novillo, al que apenas pudo hacer faena por su excesiva fuerza y su descontrolada embestida, ya que no hay picadores. En el segundo de su lote, el novillero marroquí sí logró cuajar una buena faena que remató con una gran estocada muy aplaudida por el público. El público sacó sus pañuelos blancos y el presidente de la plaza le concedió una oreja antes de que diese la correspondiente vuelta al ruedo.

El cartel lo cerraba José María Trigueros, que en su primer novillo hizo una meritoria faena que se quedó sin premio al dar dos pinchazos y media estocada antes de descabellarlo al segundo intento. En el que cerraba plaza, Trigueros toreó incluso mejor que en el primero de su lote y llevó a cabo una variada y sobresaliente faena con la que consiguió cautivar al público de Valdepiélago. Sin embargo, volvió a errar en la suerte suprema y pinchó en cuatro ocasiones con el estoque de acero, lo que hizo que le dieran un aviso le privó seguramente de haber desorejado al novillo e incluso del rabo.
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