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El suplicio toca a su fin

14/04/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Las recomendaciones para proteger al estamento arbitral son bienvenidas, pero no por ello dejaremos de criticar actuaciones como la del tipo que el pasado domingo sepultó a la Cultural. Hizo la vista gorda ante una clara falta (o penalti) de un último defensor y se tragó un manotazo flagrante en el remate que abrió el marcador. Un atropello que no debe tapar la realidad de que un equipo que va camino de superar sus propios récords negativos. A su lastimosa trayectoria como local en el presente año, que no tiene precedentes cercanos, se une su nula capacidad ofensiva. No admite comparación. Ni con la Cultural de Cembranos, que lidió con la plantilla de menos calidad de este siglo, ni con la que al mando de Monteagudo jugó como nunca, pero se estrelló continuamente contra su falta de pegada. La que entrena Ferrando es inoperante a más no poder y deja en mal lugar al técnico, a los jugadores e, incluso, a los dirigentes. Desde el banquillo no se dio aún con la tecla ofensiva. Cuando hubo juego, no se tradujo en un alto número de ocasionesy cuando con el invierno su fútbol pasó a mejor vida, el ataque terminó siendo un desierto. Su última innovación, la pareja Marcos-Almoez, dejó más ruido que nueces. El catarí es el nuevo ídolo (¿Babalola II?). Agitó, pero no percutió. Prescindir de Aketxe, incluso del actual, es un lujo demasiado caro. Los atacantes del equipo no han dado la talla. Ninguno. Y el palmarés de varios de ellos hace pensar que tienen más fútbol en sus botas de lo que han demostrado. Poco desborde, escasos remates y goles a cuentagotas. ¿Un fichaje en invierno hubiera cambiado el panorama?. No tengo la menor duda. Se apuntó demasiado alto con Junior Sornoza y no se tuvo la pericia necesaria para resolver otras interesantes operaciones abiertas. El suplicio toca a su fin y en un mes llegarán las calificaciones antes de dar paso a las nuevas ilusiones.
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