El supercomputador más eficiente

'Caléndula’ ha conseguido ahorrar al año un 30% de energía al monotorizar dónde y con qué se consumen sus recursos

Sergio Jorge
06/04/2015
 Actualizado a 08/09/2019
El director de la Fundación Centro de Supercomputación de León, Antonio Ruiz-Falcó, junto a las máquinas del superordenador. | DANIEL MARTÍN
El director de la Fundación Centro de Supercomputación de León, Antonio Ruiz-Falcó, junto a las máquinas del superordenador. | DANIEL MARTÍN
Cuando en 2007 se inició el proceso para poner en marcha el Centro de Supercomputación de León, el entonces director técnico, Antonio Ruiz-Falcó, se empeñó no solo en crear una máquina potente y veloz, sino que consumiera lo mínimo. Ydesde el principio lo consiguieron, puesto que ‘Caléndula’, que así se llama el superordenador ubicado en el CRAE-TIC de la Universidad de León, es capaz de ahorrar un 30% de energía, lo que se traduce en unos 30.000 euros al año.

Asegura Ruiz-Falcó, ahora director tras el fallecimiento del último máximo responsable de la Fundación Centro de Supercomputación, Carlos Redondo, que el objetivo era lograr la eficiencia de un sistema que necesita un gran consumo para hacer funcionar los miles de servidores que contiene el superordenador que llegó a ser el número 52 en el ránking de máquinas más potentes.

«El consumo que tenemos puede variar entre 80 y 160 kilowatios a la hora», explica Ruiz-Falcó, que cifra en unos 100.000 euros la factura eléctrica anual solo del Centro. Una gran cantidad que responde a las necesidades de esta máquina, pero también supone que se ahorre «un 29%» gracias a la monotorización de toda la energía que consume, es decir, que lo ‘normal’ sería que costara al menos otros 29.000 euros más.

Ruiz-Falcó especifica que el consumo del superordenador está dentro de la factura de toda la Universidad de León, pero eso no rebaja el mérito de un proyecto que ha logrado no solo ser pionero en España, sino que es prácticamente el único que se preocupa por ahorrar energía, una cuestión que ahora mismo empieza a preocupar a cada vez más especialistas puesto que el consumo de estas grandes máquinas suponía ya hace cinco años el 2% del total mundial, «sólo por detrás de la industria de la aviación», agrega el director del Centro.

La clave para lograr este éxito, que ya ha supuesto premios como el de Enertic (Plataforma de Empresas TIC para la mejora de la Eficiencia Energética), es la obsesión por «medir cuánto y dónde se consume en cada momento». Eso hizo que desde la construcción de ‘Caléndula’ se diseñara no solo la máquina, sino también un sistema de monotorización energética.

Esto se traduce en que «hay que actuar en varias fases: en el diseño de los sistemas para que consuman menos y también en el uso eficiente de esos sistemas». «En un centro de proceso de datos tan complejo y grande, con un montón de máquinas, para hacer eso había que medir la energía, y eso es lo que empezamos a hacer», explica Ruiz-Falcó. Al diseñar así el superordenador, lograron que se pudiera tener «un conocimiento exhaustivo de en qué se consume en cada una de las partes de la máquina, el desglose de todo».

«Luego nos dimos cuenta de que tenemos un gran conocimiento de dónde se está gastando la electricidad, pero también había que saber qué está haciendo el ordenador en cada momento», agrega el director del Centro, de ahí que el siguiente paso fue ser capaces de «relacionar cuánto está consumiendo, en qué está consumiendo y qué está haciendo el sistema». A partir de ese conocimiento, «se toman decisiones». Por eso, una vez que se conoce qué se está haciendo en cada momento, se puede apagar o encender diferentes partes de la supercomputadora para así ahorrar energía.

Aquí tenemos una nube para dar servicio a las administraciones públicas para ser el motor de su transición tecnológica, y para eso tenemos una granja de virtualización para desplegar esos servicios», explica Ruiz-Falcó. Para poner en marcha este sistema, «hace falta tener más recursos de los que se necesitan, así que si por ejemplo se requieren 10 servidores, hay que tener otros 10 por si caen los primeros».

«El sistema mide los servidores y también el estado de esos servicios, calcula el modelo, ve el nivel de redundancia y si la demanda no lo requiere, apaga los servidores que no hacen falta y los enciende cuando sube la demanda», agrega el director del centro.
Por esto, Ruiz-Falcó no duda en afirmar que ‘Caléndula’ es «innovador» no solo por su trabajo, sino porque «no hay en el mundo otro sistema que monotorice la eficiencia energética». «Los que están en la frontera de la investigación dicen que es el futuro», concluye.
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