El sonido del dolor

El Oficio de Tinieblas es una antigua tradición de la Semana Santa que el Museo Etnográfico de Mansilla recupera para darle una reinterpretación cultural a este rito religioso

Fulgencio Fernández
13/04/2019
 Actualizado a 16/09/2019
La música de carracas y matracas, alguna tan espectacular como la de la foto, marca el Oficio de Tinieblas.
La música de carracas y matracas, alguna tan espectacular como la de la foto, marca el Oficio de Tinieblas.
Si hay un rito que marca los recuerdos de las viejas semanas santas de nuestros pueblos —al margen de las grandes procesiones, pasiones vivientes, caídas...— éste es, con seguridad, el Oficio de Tinieblas o Las Tinieblas. Por muchas cosas, la solemnidad, las tinieblas sólo rotas por la luz de las velas, el silencio destrozado por carracas y matracas para regresar al silencio...

Como muchas Tinieblas ya han desaparecido, el Museo Etnográfico Provincial de Mansilla de las Mulas, que custodia varias piezas relacionadas con este rito, ya lleva unos años (desde 2010) que ha recuperado este Oficio de Tinieblas, si bien es cierto que, como desde el museo explican, «haciendo una reinterpretación cultural de un rito religioso que fue común a la práctica totalidad de la comunidad cristiana hasta el último tercio del siglo XX». Lo hacen en colaboración con el propio Ayuntamiento y las cofradías de la villa. Yla fecha elegida este año es este sábado mismo, a partir de las cinco de la tarde y dividido en dos fases. En la primera habrá un taller didáctico; una conferencia del Cronista Oficial, Félix Llorente (19 horas); música sacra con el Coro de San María; introducción al Rito a cargo de Javier Lagartos y, a las 19,45, el desfile de matracas y Carracas desde el Museo hasta la Iglesia, para cerrar esta parte con la misa.

Y a las 20.40 horas arranca el Rito de Tinieblas con sus fases: Declamación, miserere, música sacra, apagado de luces, repique de matracas y carracas y, finalmente, la confraternización de las Cofradías con vino dulce y pastas.

En definitiva, una larga tarde de una tradición que a mediados de la década de los 60 del siglo XX, la celebración del Concilio Vaticano II hizo que cayera en desuso aquel ‘Oficio de Tinieblas’; acto de gran teatralidad, y con él arrastró el abandono de sus instrumentos idiófonos protagonistas: las matracas y las carracas.

En Mansilla aún vive convertido ahora en una manifestación cultural que nos recuerda lo que antes fue un rito solemente religioso, las Tinieblas.
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