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El Señor de Bembibre

18/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Se cumplen, en este 2019, 175 años de la publicación de ‘El Señor de Bembibre’ –aunque la efeméride haya pasado un tanto desapercibida–, la obra más conocida del escritor berciano, nacido en Villafranca en 1815, Enrique Gil y Carrasco. Esa primera edición –de la que, por cierto, el Ayuntamiento de Bembibre pudo hacerse hace unos meses con un ejemplar–, vio la luz en Madrid en 1844, el mismo año en que el autor se trasladó a Berlín tras ser nombrado secretario de la Legación en Prusia, siendo presidente del gobierno su amigo Luis González Bravo. En la actual capital alemana falleció dos años después –aún no había cumplido 31– a causa de una tuberculosis, si bien sus restos reposan en la iglesia de san Francisco de su localidad natal desde 1987; quizá recuerdes que ya lo hablamos aquí mismo hace poco más de cuatro años, en el bicentenario de su nacimiento.

Dicen quienes saben de literatura que el Romanticismo español no encuentra, ni en Gil y Carrasco su autor más destacado, ni en la novela su género más brillante; aunque sí coinciden en que de uno y otra cabe destacar ‘El Señor de Bembibre’. Y, ya que el autor es paisano nuestro y la trama se desarrolla en estas tierras, es casi una obligación moral acercarse a la obra, ¿no crees?

Oye, y ya puestos, toma nota de los lugares bercianos que se describen –sin escatimar detalles– a lo largo de sus páginas y, cuando tengas ocasión, acércate a visitarlos, que merece la pena.

La obra, ambientada a comienzos del siglo XIV, época de tensiones bélicas en la corona castellana y en la que es disuelta la orden del Temple –permíteme insistir en que es una novela y, como tal, y no como un texto histórico, debe leerse–, cuenta las desventuras amorosas de Álvaro Yáñez, señor de Bembibre, y Beatriz Ossorio, hija de los señores de Arganza; un amor mutuo e intenso que se acaba tornando en imposible. Que no te extrañe si te emocionas tanto que no puedes reprimir las lágrimas; no hay nada –créeme– más poderoso que el verdadero amor…
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