El reto de pescar en invierno

A la menor actividad de los peces se une la meteorología o la peligrosidad del río / El barbo y el lucio son las opciones más interesantes en estas fechas en León

Rodrigo Prado Núñez
27/12/2020
 Actualizado a 27/12/2020
Un pescador desarrolla su actividad en el río Órbigo. | R.P.N.
Un pescador desarrolla su actividad en el río Órbigo. | R.P.N.
La llegada del invierno es un desafío para muchos animales que encuentran dificultad para alimentarse y sobrellevar los climas fríos. Algunas especies tienen que hibernar para poder subsistir. Como los insectos, anfibios, reptiles e incluso algunos mamíferos. Las ranas, por ejemplo, se ocultan, dejan de respirar y su corazón se para por completo, a la espera de que llegue la primavera y las avive. Pero los peces, que son de sangre fría, seguirán con cierta actividad y esta circunstancia es aprovechada por los aficionados que gustan de pescar en esta época del año.

Pescar en invierno no es tarea fácil. A la menor actividad de los peces hay que añadir las inclemencias del tiempo; la lluvia, el viento, el frío y a veces la nieve. También el menor tiempo de luz y la peligrosidad del río o del embalse. Los sistemas fluviales están llenos de vida, las maravillas de nuestros recursos acuáticos están ahí para disfrutarlos; pescar, navegar o caminar por sus senderos son algunas de las actividades más entretenidas que se pueden hacer al aire libre. Pero hay peligros en el agua. Hay peligros en el río que se acentúan en invierno y que debemos de recordar. Para realizar nuestra afición, la pesca, necesitamos buena vista, buenos brazos y piernas, pero sobre todo cabeza. Todas las actividades que desarrollamos en plena naturaleza siempre conllevan riesgos. El agua no es nuestro medio natural por ello debemos de ser precavidos. Nuestra seguridad en el río depende mucho del respeto que tengamos al poder del agua. No perdáis la oportunidad de disfrutar de la pesca en invierno, pero tomar precauciones y tener en cuenta las previsiones meteorológicas. La pesca del barbo y del lucio son las que se presentan como más interesantes en nuestra provincia. Las mejores horas para su pesca son las centrales del día, con temperaturas más llevaderas. Nos puede ayudar mucho pescar con cañas largas desde la orilla buscando los remansos más profundos y esquivando las corrientes. Recordar que en las aguas no trucheras el usuario deberá devolver al agua cualquier captura de trucha y que en el caso del cangrejo rojo y del cangrejo señal la veda se establecerá a partir del próximo 31 de este mes de diciembre.

Ayuda pescar desde la orilla con cañas largas buscando los remansos más profundos y evitando las corrientes Los lagos de pesca intensivos, repoblados con truchas arcoíris, son una buena alternativa para seguir pescando durante el invierno. Son también lugares perfectos para iniciar a los más jóvenes en el mundo de la pesca y poder hacer una pesca en familia. Siendo hoy en día un recurso que muchos aprovechan, sobre todo los fines de semana, para ejercer esas actividades tan reclamadas en plena naturaleza.

Después del frío, vino la nieve y luego la lluvia, propiciando que los ríos de León, sobre todo los naturales, presenten unos caudales muy altos para esta época del año. Este aumento considerable de los cauces, en todos los ríos de nuestra provincia, es el que aprovechan las truchas para remontar y llegar a las cabeceras de los ríos para desovar, porque llegado el invierno es la época de la freza de la trucha para perpetuar la especie. El instinto de procrear se pone en movimiento para las truchas que han superado la persecución de toda clase de depredadores.
Pero no son todas buenas noticias. Las trampas en forma de muros de las hidroeléctricas les impedirán en muchos casos el remonte, teniendo que frezar a veces en lugares poco idóneos. La presencia de esas barreras representa siempre un impacto grave, pudiendo disminuir la población de peces o su aniquilación total.

También la sombra del cormorán ya planea sobre las aguas de nuestros ríos. Ya está aquí el cormorán grande, uno de los mayores depredadores de nuestros ríos, alcanza una envergadura entre 120 a 160 cm, de cuello largo y pico grueso tiene las patas palmeadas perfectamente adaptadas para el buceo. Su plumaje negruzco hace que también se le conozco como cormorán negro. Son sumamente ágiles en el agua y aprovechan esta facultad para depredar sobre los peces, son de digestión rápida y llegan a consumir quinientos gramos de peces al día.

Una buena alternativa está en los lagos de pesca intensivos, repoblados con truchas arcoíris En inviernos de largas heladas y nieves abundantes la cantidad de sal vertido en las carreteras se convierte en veneno para las zonas afectadas. Gran parte de esta contaminación va a parar a los ríos con el perjuicio eminente para los peces y plantas.

La mayoría de estos productos se disuelven en el agua, que es sin duda el disolvente universal, y acaban en los ríos próximos a las vías tratadas con el consiguiente perjuicio para todo el ecosistema. Cierto y verdad es que la gran mayoría de esta disolución se efectúa con grades deshielos que arrastran otras muchas composiciones que minimizan sus efectos negativos. Pero cuanto menos esparzan mejor que mejor, porque no hay duda de que dañan el medioambiente, ya que la salinidad reduce la capacidad de retención de agua del suelo, descendiendo el crecimiento de las plantas, aumentando la erosión y una vez en el río aumenta la salinidad del agua con grave perjuicio para todos los seres de agua dulce.

«Los veranos vuelan siempre, los inviernos caminan». Charles M. Schulz.
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