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El respeto es el camino

27/02/2021
 Actualizado a 27/02/2021
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Todo ser humano, por el simple hecho de serlo, merece respeto. Es algo con lo que nacemos. Respeto hacia lo que somos, hacia cómo somos, física, mental y emocionalmente. Respeto a nuestra familia y circunstancias, a nuestros ideales, género, actitud y opiniones. Respeto siempre, es el camino y lo que no es respeto termina convirtiéndose en violencia. Decía el escritor Albert Camus que «no hay nada más despreciable que el respeto basado en el miedo».

Últimamente parece que parte de la sociedad considera que el respeto es un don sobrevalorado. Parece que sólo tiene sentido exigirlo y promoverlo según las circunstancias. Si hablamos de violencia de género, si defendemos a las mujeres maltratadas, la palabra ‘respeto’ es una de las primeras que enarbolamos, y con razón, como estandarte, pero si cambiamos de escenario y cuestionamos la intimidación verbal de un rapero enalteciendo la violencia, entonces el odio y la exaltación del terrorismo parecen tener su sitio o, al menos, no deberían ser condenadas, porque el odio puede parecer tan legítimo y humano como el amor. Y posiblemente lo sea, pero ninguna sociedad civilizada debería permitirse promoverlo. Hasél se proclama antisistema y escupe fuego contra instituciones y políticos en los que vierte su obús de cólera divina. No podremos prohibirle que desprecie a quien quiera, pero sí podemos recriminar su actuación, porque muchos jóvenes fácilmente manipulables y con escaso espíritu crítico pueden caer en sus dogmas, en su palabrería hueca y demagógica que adoctrina sin querer queriendo. Yo no lo llamaría música ni poesía, pero esas letras se infiltran en la sociedad con la facilidad que otorgan las modas. No soy juez, no sé si el castigo es excesivo o se queda corto, pero de lo que sí estoy segura es de que la ley debe protegernos a todos. Lo que Hasél y personas como él no quieren entender es que su libertad termina donde empieza la de todos.
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