El "rayito de luz" del Hospital de León

El Aula Pediátrica del Complejo Asistencial Universitario recibe cada día a los niños que están hospitalizados para mejorar en todos los ámbitos

Sergio Jorge
19/11/2019
 Actualizado a 19/11/2019
Angélica, Sofía y Gloria, en el aula pediátrica del Complejo Asistencial Universitario de León. | SAÚL ARÉN
Angélica, Sofía y Gloria, en el aula pediátrica del Complejo Asistencial Universitario de León. | SAÚL ARÉN
No es una clase cualquiera porque tampoco está en un ‘colegio’ al uso. Pero sí es un «rayito de sol» dentro de las nubes que siempre se encuentran en un hospital, un oasis de «emociones», tal y como explica la responsable del Aula Pediátrica del Complejo Asistencial Universitario de León, Gloria González, que lleva ocho años al frente de una de las unidades más emblemáticas pero también duras del Hospital de la capital leonesa. Es la profesora de una clase en la que los alumnos entran y salen, en la que nunca se sabe cuántos van a ir y en la que aprender Matemáticas o Lengua es lo de menos.

«Aquí no puedes planificar», explica Gloria, que inicia cada mañana su particular ronda por las habitaciones de la planta de Pediatría del Hospital. Allí va viendo qué niños hay, cuáles pueden y quieren ir al aula y cuáles prefieren quedarse o tienen que estar en cama, puesto que hay un protocolo médico que rige estos aspectos, algo que afecta también a los menores ingresados en la UCI, a los que se les asigna material sin que tengan que acudir a este espacio.

Lo más importante, según resalta Gloria, es «el tratamiento emocional». Porque esta profesora, que se ha formado más allá de las propias de una maestra en disciplinas como la pedagogía terapéutica, audición y lenguaje o educación física, recalca que para que sus alumnos se recuperen es vital que primero mejoren en su estado emocional, puesto que es el motor de su físico, sea cual sea la dolencia que les recluye en el hospital. «Las emociones es la base de todo», especifica, y también resalta que uno de sus objetivos es que «sean más responsables y y conscientes de su estado de ánimo», puesto que es «la base de todo, también de la sociedad». Por eso «ellos eligen» si van o no al aula. Ypor eso no es de extrañar que en cuanto comienza la jornada, ya hay algunos pequeños con sus mochilas dispuestos a pasar toda la mañana allí.

Hay que reconocer que el aula no es la de cualquier colegio, puesto que cuenta con las últimas tecnologías, como la pizarra digital o los robots de todos los tamaños con los que los niños y niñas disfrutan y aprenden a la vez. «Hay mucho material que es donado», apunta Gloria, que resalta la solidaridad y el agradecimiento de muchos padres, pero también de personas ajenas a la planta, que con su dinero han posibilitado que cuente con todo tipo de material para que los pequeños aprendan de forma lúdica. Por eso hay ordenadores, muy utilizados sobre todo por los estudiantes de Secundaria, pero también peluches, juegos educativos, mapas...

«Queremos normalizar sus vidas, que hagan lo que hacen cuando están fuera», añade Gloria, para la que sin duda en este aula «son todos los niños iguales de verdad». «Y siempre con humor, para que vean que no es algo traumático», añade la profesora, que pone como ejemplo «las excursiones» que hacen sus alumnos aunque realmente sean las visitas a los quirófanos.

«Lo más duro es al principio», explica Gloria sobre cómo se recibe a esos niños y niñas que vienen con enfermedades más graves, pero que al ir mejorando contagian su alegría y, cómo no, sus emociones. Quizá un claro ejemplo de estas sensaciones es Sofía, una pequeña de 4 años que bien sabe lo que es pasar largas temporadas en el Hospital por culpa de una leucemia. Tras pasar por varias fases, ahora está mucho mejor y solo tiene que quedarse interna algunos días para recibir determinados tratamientos o pruebas. Y junto a su madre Angélica no duda en ir al aula en cuanto tiene un rato libre para reencontrarse con su «segunda madre», Gloria, que le ofrece todo el cariño del mundo y ha estado con ella todo este tiempo, de ahí que tenga muchos vídeos de su evolución o que conozca sus gustos. Por eso esta aula es también un segundo hogar para Sofía y para muchos pequeños como ella.
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