El 'puzzle' más difícil de Bolo

El buen papel de Matthieu, Jorge García y Dani Pichín ante el Fabril se lo pone difícil al técnico a la hora de hacer sitio a Guille Donoso, ya recuperado

A. Cardenal
08/02/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Matthieu, durante un partido en El Toralín. | FRANCISCO L. POZO
Matthieu, durante un partido en El Toralín. | FRANCISCO L. POZO
La Ponferradina ha recuperado la sonrisa. El conjunto berciano, tras los dos tropiezos consecutivos con los que inició la segunda vuelta, está volviendo a ser el equipo del primer tercio de curso, una buena noticia a la que hay que sumar el inminente regreso de Guille Donoso, llamado a ser uno de los pilares del conjunto berciano, al césped.

La recuperación del extremo, que llegó a la capital berciana en el mercado invernal arrastrando una lesión quesufrió en el Lugo, se produce en un momento dulce para una Deportiva en la que tener un sitio en el once está más caro que nunca.

Así, pese a que el extremo ya entrena con normalidad y podría ser la gran novedad de la convocatoria ante el Sanse, no lo tendrá nada fácil para ganarse un hueco y necesitará su mejor versión para volver a ser el jugador intocable del pasado curso.

Y es que si bien la mejoría de las dos últimas jornadas se explica más desde lo colectivo y lo anímico que desde lo individual, también deja varios nombres propios.

El primero es el de Matthieu. El francés fue la revelación de la pretemporada y tuvo bastante protagonismo durante el inicio de temporada, pero con el paso de las jornadas perdió peso y se mantuvo en un más que discreto segundo plano hasta el partido ante el Guijuelo.

En uno de los fortines de la categoría, el centrocampista fue titular y uno de los más destacados, un buen papel que repitió ante el Fabril con un partido redondo en el que brilló en todas las facetas.

Junto al francés, otro actor secundario que ha acaparado los focos es Jorge García. Ante el Fabril, el vasco ocupó la mediapunta y aportó la fluidez y pausa entre líneas que se echó en falta durante el bache.

Su irrupción, unida a la mejor versión de Dani Pichín, que ha vuelto a ser el jugador eléctrico del arranque de temporada; o el buen rendimiento de Isi cada vez que salta al césped se convierte en una papeleta para Bolo.

En cualquier caso, al técnico no le tiembla el pulso a la hora de conceder oportunidades. Lo hizo con Matthieu, dándole la titularidad en un partido clave tras dos meses sin pisar el once inicial, y con Larrea, que solo una semana después de llegar acompañó a Sielva en la medular.

Competencia como estímulo


Desde el vestuario de la Deportiva se reitera que el aumento de la competencia por un puesto en el once siempre será positivo para todo el grupo, que aparca los egos individuales y se centra en ponérselo lo más difícil posible a Bolo. «Mi trabajo es entrenar todos los días a tope y no regalar ni un entrenamiento», asegura Jorge García, cuya polivalencia le está convirtiendo en uno de los comodines del técnico blanquiazul.

El centrocampista también destaca la mejoría de los bercianos en las dos últimas jornadas, en las que cree que el equipo hizo partidos «muy serios». «Tenemos que seguir en esa línea», apostilla.
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