"El principal enemigo de la transparencia a batir es el PDF"

El leonés Alberto Abella es experto en datos abiertos y gobernanza de las administraciones, a las que asesora pero también critica por sus "barreras"

Sergio Jorge
05/02/2017
 Actualizado a 16/09/2019
El experto en datos abiertos y transparencia, Alberto Abella. | DANIEL MARTÍN
El experto en datos abiertos y transparencia, Alberto Abella. | DANIEL MARTÍN
Cuando las administraciones públicas hablan de transparencia en su gobierno pocas veces cumplen realmente con lo mínimo que se espera de esta palabra. Así lo considera uno de los mayores expertos en datos abiertos y gobernanza de España, el leonés Alberto Abella. Y es que tiene claro que «el mayor enemigo a batir de la transparencia es el PDF». Puede parecer paradójico, pero este profesional de Deside Datum y que también da clases en la Universidad Rey Juan Carlos y en la Fundación Cotec se muestra contundente:«Cuando publicas unos datos en PDF, solo el que está al tanto de la página web se entera». Yno siempre está toda la información, además de que no se hace en tiempo real y tampoco se pueden extraer las cuestiones que el ciudadano necesite. Por eso considera que es «una barrera», ya que «el político cree que por publicar así los datos ya es transparente, pero no».

Para evitar estas trabas, Abella considera en primer lugar que los datos que se muestran en los típicos perfiles de las páginas web de transparencia de ayuntamientos o diputaciones deberían mostrarse con archivos estandarizados, en los que se incluye toda la información en formato CSV o Excel. Esto permite no sólo ver toda la información, sino que además posibilita que se pueda buscar determinadas cuestiones, como son los contratos que se adjudican o las obras que se sacan a concurso.

"El político cree que por publicar así los datos, en PDF, ya es transparente, pero no", asegura Abella «Normalmente, lo que se busca con el PDF es que solo se enteren unos pocos, los empresarios afines, pero si es con estos formatos, puede optar cualquiera, ya que sería imposible que una persona pudiera ir comprobando una a una todas las administraciones por si hay algo nuevo», añade Abella. Y es que aquí se muestra otra de las claves para entender la necesidad de una buena página web con datos abiertos, pero también con transparencia, que consiste en «abrir el proceso de cómo tomas decisiones».

Por eso, si un político no quiere seguir este modelo, publicará un PDF con la oferta y unos pocos la verán, pero si de verdad quiere que el proceso sea limpio, irá colgando en la web todas y cada una de las fases, con toda la información y en formato que se pueda localizar con buscadores especializados.

Abella considera que «una web de transparencia debería ser en tiempo real y con datos. Yeso técnicamente es posible y barato», agrega, ya que solo hay que subir a internet los datos que están en los diferentes departamentos de gestión de las instituciones públicas, por lo que «no se obliga al funcionario a hacer más trabajo». Sólo hay que adaptar la web, y para ello «la inversión es mínima», agrega.

Las páginas web de las administraciones que quieran ser transparentes deben ser en tiempo real Por este motivo, Abella considera que «la transparencia es una cuestión de incentivos, porque si todo funciona así, es más difícil ser corrupto, te cuesta más maquillar los datos que el beneficio que obtienes». De hecho, recuerda que muchos políticos obtenían el 3%, como se ha contado en numerosas ocasiones. «Todo el mundo, en una situación adecuada, puede convertirse en un corrupto, pero si me van a pillar y me cuesta más de lo que saco, lo evito», aclara, ya que «si cada factura que se emite se publica ese día, manipular eso es tan costoso que no merece la pena».

Esos datos tienen que estar «disgregados, lo más crudos posible, para que otros los cojan», especifica Abella. Cuando todas las administraciones se pongan a ello, se logrará «un gran avance social», con múltiples beneficios y aprovechamientos. Y es que este experto pone de ejemplo lo que ha pasado en ciudades como Londres, donde se publicó la localización exacta de las paradas de buses, y se descubrió que «un 10% estaban mal», con lo que se pudo corregir. O en Amsterdam, donde una aplicación ayuda a los discapacitados a guiarse por la ciudad después de saber dónde están todos los semáforos o pasos de peatones.
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