El campo celebra este sábado la festividad de su patrón, San Isidro Labrador, después de que la pandemia haya puesto en valor la importancia estratégica del sector primario, pero sin que ello se traduzca en mejoras para los productores. Medidas que los agricultores y ganaderos venían reclamando antes de que el coronavirus cambiara el escenario y obligara a posponer las reivindicaciones. En el fondo del debate se encuentra el alza de los insumos y la caída de los precios, lo que limita la rentabilidad de las explotaciones y pone en peligro el modelo de producción familiar frente al industrial, más nocivo para el medio ambiente.
En este contexto, el campo está cada día más expuesto al mercado internacional y sus vaivenes. Como destaca la organización agraria Asaja, en estos momentos, “en las inversiones en maquinaria y construcciones se han disparado los precios por las altas cotizaciones internacionales del acero, un componente básico en su fabricación”. Este aumento de las inversiones, imprescindibles para mantener la competitividad, complica un poco más las cuentas de las explotaciones. Además, “los costes de producción se han incrementado, en el caso de los ganaderos por los piensos, y en el caso de los agricultores por el encarecimiento del gasóleo y sobre todo de los abonos minerales”.
El precio del acero penaliza las inversiones agrarias
El encarecimiento de los insumos lastra las cuentas de la ganadería
14/05/2021
Actualizado a
14/05/2021
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