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El plato que se sirve frío

20/05/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Como la venganza y el sashimi, también los platos de los comedores escolares se sirven fríos. Bueno, vamos a precisar, se sirven recalentados, pero llegan fríos a las cocinas, a veces hechos desde hace varios meses y congelados después.

En comparación con aquellas humeantes escenas de un batallón de cocineros y cocineras escolares revolviendo en grandes ollas, ahora los menús de los centros podrían ser las estrellas Michelín de cualquier anuncio de Findus. Una especie de «abrir, calentar y listo» que es mi lema cuando por la noche no tengo ganas de cocinar y me hago unos noodles. La diferencia es que yo no tengo cinco años y, por mucho que me fastidie, parece que ya he dejado de crecer.

Las asociaciones de madres y padres de alumnos de ocho colegios del Bierzo se manifestaron ayer contra esta especie de fast food escolar con una «bocadillada» de protesta. Como rechazo a las bandejas de plástico en las que se envasan las comidas congeladas, han optado por rellenar pan con jamón y sentarse a comerlo en los patios.

Los padres no quieren lo que se llama 'catering frío' para sus hijos y hasta han hecho una propuesta irresistible a los políticos de la Junta: si creen que la comida de los coles está tan rica, que se la queden y le manden a los críos el 'catering' que comen ellos en las Cortes.

Oye, y Tierra de Sabor para todos.

En la memoria -y el regusto de algunos- está todavía la deliciosa sopa con gusanos que se sirvió en octubre de hace tres años en cinco colegios de la provincia leonesa. En la primavera del año siguiente, para completar el menú, a un niño de Segovia le dieron un rico plato con una tuerca incluida.

En León, el agusanado caso se cerró con sólo 21.000 euros de multa -una importante rebaja respecto a los 134.600 anunciados- para la empresa del servicio, Serunión. Pero el caso de la tuerca sigue siendo un misterio. Todavía se busca a su propietario y se cree que podría pertenecer al que se le ocurrió privatizar los comedores escolares y después no ver-ni oler-ni saborear y aflojar el control. Así es como se caen los tornillos.
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