El periplo a Roma de la Lucerna del Bierzo

El investigador Carlos Santos publica un análisis de una desconocida lámpara romana de bronce con origen berciano que luce en el Palazzo ALtemps del Museo Nazionale Romano

D.M.
25/01/2020
 Actualizado a 26/01/2020
Fotografía guardada en el archivo de la Real Academia Galega.
Fotografía guardada en el archivo de la Real Academia Galega.
"¿Fruto de la rapacidad alóctona o de la desidia autóctona?", se pregunta el profesor e historiador Carlos Santos Fernández. Lo cierto es que son incontables las piezas de patrimonio histórico local desubicado. Una cuestión que muchas veces ha ocasionado polémicas y debates por cual es el destino adecuado de piezas arqueológicas o históricas que por distintos motivos permanecen expuestas alejadas de su lugar de origen o hallazgo.

En la provincia de León y, en concreto en la comarca del Bierzo, en numerosas ocasiones se ha hablado dela importancia de que piezas como el cáliz y la patena de Peñalba que guarda el parinisno Museo del Louvre, la Cruz de Peñalba o el Edicto de Augusto, en el Museo de León, el Ídolo de Noceda, en el Museo Arqueológico Nacional o muchas otras piezas simbólicas pudieran ser acogidas en el Museo del Bierzo y contribuir, de ese modo, a sumar activos a la colección patrimonial de los atractivos del conocimiento y la cultura berciana.Undebate que cuenta con infinidad de aristas, vinculadas a la historia y la gestión de cada pieza.

Ahora, un objeto más se suma a esa colección de piezas simbólicas que, procedentes del Bierzo, luce en las vitrinas de un gran centro cultural internacional. Se trata de la llamada ‘Lucerna del Bierzo’, una original lámpara presumiblemente de bronce, con forma de caballo alado con doble mechero, que desde la segunda década del siglo XX se conserva en el Palazzo Altemps del Museo Nazionale Romano.

El profesorSantos Fernández acaba de publicarun largo artículo especializado dedicado a esta pieza en el Boletín do Museo do Castro de Viladonga, anuario del complejo cultural y arqueológico de la provincia de Lugo, tras un importante estudio de fondos documentales que le hacían referencia, siguiendo la pista desde su hallazgo, en verano de 1915.
Según el autor de la investigación, se trata de «una pieza extraordinaria por su morfología equina transmutada en fabulosa mediante la inserción de un par de alas», que por su «magnífica factura» la considera probablemente en la época del Bajo Imperio Romano y los inicios de la época medieval. Sobre todopor las inscripciones incisas en la pieza y su excelente estado de conservación.

Para seguir el recorrido de la Lucerna del Bierzo, Santos Fernández ha consultado archivos de la Real Academia Galega, así como del Archivo y Biblioteca del Museo de Pontevedra y del Archivo del Reino de Galicia. Y es que, parece que la lucerna pasó por territorio gallego en su camino hacia Roma.

En estos fondos, analiza correspondenciayescritos de autores como el clérigo Eladio Oviedo Arce o el historiadorPietro Toesca, de principios del siglo XX,y publicaciones y fichas de autores más actuales como Marisa de’Spagnolis y Ernesto de Carolis.

A través del estudio de documentos, el autor conjetura varios aspectos de la historia de la Lucerna. Por qué llegó a Galicia, qué hace en un museo de Roma o por qué no estaba descrita en los catálogos y estudios hispanos que existensobre lámparas romanas y medievales son algunas de las cuestiones a examen.

No existen referencias concretas sobre la fecha exacta del hallazgo, pero postula el autor que «no mucho antes de 1915, un labrador que cavaba junto a un muro derruido de la comarca del Bierzo golpeó con su azadaun objeto metálico que resultó ser un caballo alado». Fruto del golpe, posiblemente se fracturara la cola hoy desaparecida del caballo.
Intuye el autor que, como en otros casos similares en la época, al correrse la voz, «alguien con disponibilidad monetaria ofreció al labrador una cantidad de dinero» por la pieza, y también como era habitual, tal cantidad era muy inferior a su valor, con objeto de sacarle rentabilidad en el mercado de antigüedades.

La pieza entró en contacto poco después con el noblede origen portugués Fernando de Magalhâes e Menezes, Conde de Vilas Boas, quien la entregó al citado clérigo Oviedo Arce, archiveroregional de Galicia, el cual en una carta firma que «de Lugo han venido a enseñarme ese pegaso-lámpara de bronce» hallado cerca de Villafranca del Bierzo.

Éste, viendo el interés que podía tener la pieza, remarcó en una carta su intención de publicar un estudio sobre ella. Algo que nunca hizo, dado su temprano fallecimiento.Aunque sí tiene varios manuscritos con apuntes, dibujos y fotografías.En abril de 1918, el Boletín de la Real Academia Galega publicaba la necrológica de Oviedo Arce, así como su aportación histórico literaria, donde figuran precisamente sus indagaciones sobre la Lucerna del Bierzo.

Ahí desenmaraña algún paso más del periplo de la pieza, con el contenido de sus inscripciones y la tasación y venta. «Dice el señor Conde que esta alhaja no es de su pertenencia, que a él se la había prestado un intermediadrio encargada por el dueño de venderla».El comprador fue un catalán adinerado, Antonio Bosch, «que hace todos los años dos o tres viajes a Galicia y que, por haber hecho él o su padre unos ornatos de lujo para la catedral intimó con todos los empleados de allí y por estas relaciones se está llevando para Barcelona y a precios bajos, porción de objetos de bastante interés», figura en una de los textos.Por la Lucerna del Bierzo pagó 3.000 pesetas de 1918.Y en el mismo lote y otros se llevó también retablos,imágenes de madera o piedra, telas o arañas de cristal.

Estuvo en manos de un noble portugués en Galicia, de un adinerado intermediario en Barcelona y un anticuario italiano Se desconoce los avatares de la pieza en Barcelona, pero sí se sabe ya que siete años después , ya estaba en Roma, formando parte del Museo Nazionale adquirida por un famoso anticuario, Alfredo Barsanti, un romano notable coleccionista de bronces . Fue el investigador medievalista Pietro Toesca, catedrático de historia de la Universidad de Florencia, quiensí publicó un artículo sobre la peculiar lámpara, datándola entre los siglos IV y V.

Casi seis décadas después, los investigadores Marisa d´Spagnolis y Ernesto de Carolis elaborarían un catálogo con las lucernas del museo, donde la Lucerna del Bierzo aparece en la portada. Eso sí, en su ficha, no se hace referencia a la procedencia. Y otro especialista, el profesorAlberto Balil, haría una reseña en la que destaca esta lucerna entre las 16 que componen tal catálogo.

Con todo, el autor del artículo que ahora se publica, lamenta que los estudiosos de la pieza no hayan tenido la oportunidad de contrastar informaciones y publicaciones para mejorar los estudios , pero su trabajo pone en valor una pieza, con esos más que posibles orígenes bercianos, que luce en uno de los museos más importantes de Roma.
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