"El periodismo es un privilegio extraordinario y terrible"

El periodismo, que mañana celebra a su patrón, vivió en los años 70 en León una etapa apasionante, con el fin de la dictadura y la llegada de la Democracia

Fulgencio Fernández
23/01/2023
 Actualizado a 23/01/2023
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Perdón, por adelantado, por mirarnos un poco al ombligo en este rincón de los lunes. Y es queeste martes se celebra San Francisco de Sales, a la sazón el patrón de los periodistas y hay que reconocer que en aquellos años que Fernando Rubio ejerció esta profesión en León, en el apartado de fotoperiodista, las gentes del oficio eran unos personajes de la vida social. Justifica con ello la mirada de esta sección, al baúl de los recuerdos de una ciudad (y de una provincia) y una época.

Es hoy Fernando Rubio coprotagonista junto a sus fotos pues él estaba dentro de esta andadura que resume con su habitual mirada socarrona: «Comencé mi trabajo de reportero gráfico en la prensa del Movimiento, en el diario Proa, y acabé en la prensa de la Iglesia, el Opus y los Empresarios, en El Diario de León», dos de las cabeceras imprescindibles en la historia del siglo XX en León. Vivió además el capítulo añadido, y apasionante en lo informativo del cambio de régimen, el final del franquismo y el inicio de la Democracia; que en prensa es tanto como decir pasar de la etapa de tener que pasar la censura a dejarlo ya en manos de la autocensura; sin entrar ahora a este viejo debate.

Hizo este camino Rubio de la mano de cuatro directores, que son los primeros nombres de este recorrido: «Primitivo García, Alfredo Marcos Oteruelo, Javier Olave e Íñigo Domínguez de Calatayud». Y añade: «También trabajé con muchos redactores, y algunos becarios». Para ver cómo han avanzado los tiempos en las fotos de los becarios de su época aparecen, por ejemplo, Francisco Martínez Carrión y Fernando Aller; ‘pipiolos’ que acabarían siendo directores de El Diario de León y hoy felizmente jubilados.

Es evidente que este recorrido no puede ser exhaustivo, resultaría imposible, por eso nos quedamos con unos pocos nombres que nos recuerden a todos. Y, cuando se han ido, se convierte asimismo en un homenaje. Tres nombres podrían representar a tantos compañeros: Ángel Herrero, ‘Roherre’ (en Deportes);José Luis Pereletegui (director de radio y crítico taurino) y Ana María Fernández (Ana Mari), inolvidable ‘voz de seda’ de Radio Nacional.



Recuerda Rubio de Roherre –que bautizó a tantos jugadores, entre ellos al Jabalí del Bierzo– que «era una excelente persona, hicimos juntos centenares de trabajos, compartimos múltiples actos y, fuimos vecinos en el mismo edificio, con otros compañeros de la prensa y la radio. La noticia, el suceso, el acontecimiento era nuestro trabajo y lo que importaba eran, los hechos, las situaciones y sus protagonistas, a los que entrevistábamos. Por lo tanto, la figura del redactor y mucho más la del fotógrafo, debían estar difuminadas y, así lo hacía Roherre».

Curiosamente el detonante de sus recuerdos fue una entrañable carta al director de un nieto de Ángel, para contarle el triunfo de la Selección Española en el Mundial de 2010, en la que le decía: «Este mundial es de todos nosotros y hemos podido llegar a ello por gente como tú, abuelo, que vivía el fútbol apoyándolo desde vuestra profesión y a gente como los que hacían posible que aprendiésemos a jugar en los campos de tierra de España , a gente que chupa frío y agua viendo a las canteras y tantos y tantos anónimos que tenían fe en que algún día llegaría esto». El chaval es un digno nieto de aquel periodista.

La muerte de Ana Mari (en octubre de 2021) llevó a Rubio a rescatar las fotos y recuerdos de la que llamaba«la dulce voz de la radio leonesa. Era, además de gran profesional, una mujer alegre, risueña y amable». Una pionera, como lo fue otra recordada redactora, felizmente viva, Camino Gallego. «Fue la primera redactora jefe que tuvo la provincia, una mujer que abanderó la información deportiva (sucedió a Roherre), que ha cubierto los hitos de la historia más reciente de León y que siguió muchos años, desde cierre, solucionando dudas, corrigiendo errores y dando la pincelada final para que un texto salga perfecto. Excelente compañera y genial persona, como pueden atestiguar todos los que han tenido la suerte de trabajar con ella».

Un personaje irrepetibles fue José Luis Pereletegui, sobre el que algún día volveremos ‘en solitario’. Le cabe el honor de haber sido quien trajo a León a su primo Francisco Pérez que, a su lado, comenzó a firmar como Paco Umbral. Pero ésa es solamente una anécdota de quien fue muchos años director de Radio León, crítico taurino y hasta hizo sus pinitos con la capa en los ruedos.

Son solo algunos ejemplos, nombres de distintas épocas, recuerdos, para englobar a muchos más que quedan en el tintero de esta profesión que mañana está de fiesta y que tiene definiciones tan diversas como la de Umbral: «El periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto», u Oriana Falacci: ««¿Qué otro oficio permite a uno vivir la historia en el instante mismo de su devenir y también ser un testigo directo? El periodismo es un privilegio extraordinario y terrible». Pues eso. Dicho está.
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