El mochuelo europeo

Su inconfundible silueta rechoncha es fácil de observar al atardecer en muros, majanos de piedras, o sobre postes o señales de tráfico

Javier Valladares
17/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Del mochuelo destacan unos llamativos ojos amarillo que contrastan sobre el color pardo y gris del plumaje. | JAVIER VALLADARES
Del mochuelo destacan unos llamativos ojos amarillo que contrastan sobre el color pardo y gris del plumaje. | JAVIER VALLADARES
El mochuelo a pesar de ser una rapaz nocturna, tiene unos hábitos bastante diurnos, por lo que es fácil de ver posado en tejados, muros de ruinas, o troncos secos incluso a horas centrales del día.

De aspecto bastante redondeado y rechoncho, apenas mide 22 cm, y su envergadura alar no supera los 50 cm. En su enorme cabeza, apenas diferenciada del resto del cuerpo, destacan unos llamativos ojos amarillos que contrastan sobre el color pardo y gris del plumaje.

Con los ojos cerrados apenas se le distingue sobre las piedras de los majanos, uno de sus lugares favoritos. Los majanos son los montones de piedra que tradicionalmente se retiraban de las tierras agrícolas, y que se amontonaban en las lindes, normalmente de forma circular.

Ocupa por tanto zonas de estepa, cultivada o no, tierras de labor, campos de frutales, pero siempre muy próximos a pueblos o enclaves humanos. Esto hace que año tras año un montón de mochuelos aparezcan atropellados en las carreteras de nuestras zonas rurales.

Durante la época de celo, que va de marzo a finales de abril, es muy frecuente escuchar al atardecer y durante buena parte de la noche su canto de reclamo, muy pausado y melódico.

Muy fiel a su territorio y a su pareja, utiliza huecos de muros, árboles o cavidades entre las piedras para sacar adelante a su prole.

El mochuelo se alimenta de ratones y de insectos, estos últimos durante el día. Para cazar se sirve de su visión estereoscópica, ya que al tener los ojos mirando hacia el frente, puede ver todo con ambos a la vez, lo que hace que calcule perfectamente la distancia de sus presas, incluso con apenas luz. Desde su atalaya preferida se lanza en un veloz y corto vuelo sobre saltamontes, escarabajo, o topillos, a los que captura con sus pequeñas pero potentes garras.

Elegido por la SEO en el año 2011 como Ave del Año, el mochuelo ha perdido casi un 40% de su población en la última década, una vez más por el deterioro del medio agrícola.

Como señala la SEO en su informe, especies como el mochuelo son uno de los mejores indicadores de la biodiversidad de una zona o de un entorno concreto.
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