13/04/2018
 Actualizado a 10/09/2019
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No sé si las universidades aplican una política de manga ancha al conceder los máster, o si la Junta de Castilla y León es rigurosa en exceso para acreditar la cualificación suficiente para ser agricultor, o ambas cosas a la vez, pero lo cierto es que nada tiene que ver lo fácil que parece en un caso con lo complicado que se ha puesto en el otro. En medio de la polémica del máster de Cifuentes, donde todo parece que con pagar ya te llevas el títulos para casa, quiero poner encima de la mesa lo estricta que es la Consejería de Agricultura para acreditar la formación que necesitan los jóvenes que se incorporan a la empresa agraria. En primer lugar, para impartir estos cursos, hay que comunicar con quince días de antelación la lista de matriculados, y en ningún caso se admiten nuevos alumnos una vez comenzado el curso. El curso es de doscientas horas lectivas, con un temario de mil cien páginas, se controlan las asistencias, y al final se hace un examen de conocimientos por parte de funcionarios del servicio correspondiente. Una formación a mí entender demasiado exigente, demasiado estricta para unos jóvenes que en muchos casos no están habituados al estudio, que le requiere un esfuerzo importante de atención en las clases, para asimilar los contenidos, de concentración y de capacidad para enfrentarse a un examen donde se juegan mucho. Cientos de jóvenes de la provincia se han formado en esta materia en los últimos años y algunos lo han hecho en la modalidad ‘online’, que también tiene lo suyo. Por supuesto que pagando la matrícula, pues no son gratis. Y en medio de este rigor, que podemos admitir que tenga que ser así, nos encontramos con el sainete del máster de Cristina Cifuentes en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Quienes desde la Junta de Castilla y León en su calidad de altos cargos justifican rigor con la formación agraria, no se ruborizan a la hora de justificar que haya másteres para políticos con el único esfuerzo de pagar el coste de la tasa universitaria, o sin pagarla.
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