El invento del reciclaje

El invento del reciclaje
11/01/2023
 Actualizado a 11/01/2023
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No hay nada peor que convertir en hallazgo una palabra –o una expresión– para que todos hablemos de la palabra y a nadie le importe el contenido, el meollo.

Ahí tienes la ‘España vacía’ original de Sergio del Molino que –para que nada sea idea de un escritor, no vaya a ser que...– la viraron a la ‘España vaciada’ y no hay expresión más repetida en los últimos años, hasta la saciedad y la suciedad, que coincide de manera exacta con la época de mayor olvido, desprecio y todo lo que se te pueda ocurrir; una situación que bien merecería ser el primer capítulo de la ‘Historia de la infamia’, si Borges accediera a modificar el índice.

La vida hizo de la necesidad virtud durante años y años en las gentes de nuestra provincia. Y con la bolsa de papel que les envolvían la compra ‘prendían’ la cocina; y con todos sobrantes creaban un sabroso plato de croquetas de composición mixta, y los recortes de las maderas del tejado eran alimento de la chimenea, y el pan se dejaba el bolsa de tela que quedaba colgada a la puerta cuando las gentes de la casa marchaban a trabajar, y los yugos viejos eran perchas y los troncos asientos...

Pero cuando inventaron la palabra reciclaje fue «cuando se jodió todo este reciclaje rural» y había que meterlo todo en cinco bolsas de plástico, había que colocarlo en esos cubos de colores... y el fuego comenzó a arder con pastillas, los plásticos son apilados como si fueran un bien preciado, no era moderno llevar debajo del brazo unas judías sin rodearlas de cinco capas.

Murió, con ellas. La imaginación de quien la trabajaba y el cierre de un prado podía ser una ventana con vistas al hayedo. O aquel que regresó a casa después de muchos años trabajando en un gran hotel y entrar en su portalón parecías acceder a los paraísos de un crucero.
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