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El gozo de escribir

27/09/2022
 Actualizado a 27/09/2022
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«El reto es este: hacer que el escribir nos enseñe a vivir, y la vida nos enseñe a escribir». Nos lo dice Natalie Goldberg –conocida por usar la escritura como una práctica del budismo zen– y está escrita en ‘El gozo de escribir’ que habla de la escritura, pero también «de la forma en que podemos utilizarla como adiestramiento para penetrar en nuestra existencia y alcanzar el equilibrio interior». Y lo hace en setenta apuntes breves que nos van acercando a la escritura hasta hacer que se convierta en nuestro mejor amigo: «Los primeros pensamientos», «Recoger el agua del subsuelo», «La escritura no es una hamburguesa» o «No nos casemos con la mosca».

Tuvo una luz un martes. Esa mañana había estado preparando una ‘ratatouille’. Por la noche, volviendo a casa del trabajo, se puso a dar vueltas por las estanterías de una librería. De repente, divisó un delgado volumen de poesía titulado ‘Fruits and Vegetables’ de Erica Jong. Lo abrió y lo primero que leyó hablaba de cómo se cocinaba una berenjena. Se quedó estupefacta: ¿También se podía escribir sobre estas cosas? «De improviso, en mi cerebro se estableció un nuevo cortocircuito. Volví a casa decidida a escribir acerca de las cosas y a no mirar fuera de mí misma. Ya no estaba en la escuela: podía decir lo que quería».

El método que enseña en sus cursos de escritura –en la Universidad de New México y con hippies de Taos, en Minnesota y con grupos que se reúnen en su casa el domingo por la noche– siempre es el mismo: «Se trata de confiar en la mente, de conseguir una seguridad que nazca de nuestra propia experiencia».

Aprender a escribir, nos dice, no es un proceso lineal. Una sola verdad, por iluminadora que sea, no puede resolver todos nuestros problemas. En este caso, las verdades son muchas pues «dedicarse a la práctica de la escritura significa, en última instancia, dedicarse a la propia existencia en su integridad».
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