El enésimo bandazo de Enel pone en 'stand by' la transición justa en el Bierzo

La compañía asegura que no aparca el proyecto de renovables previsto para el entorno de Compostilla, pero ha lanzado un concurso ofreciendo las instalaciones a otras empresas

A. Cardenal
16/06/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Imagen de archivo de la central térmica de Compostilla. | C.S. (ICAL)
Imagen de archivo de la central térmica de Compostilla. | C.S. (ICAL)
Enel, máxima accionista de Endesa y principal responsable del cierre de la central térmica de Compostilla en el municipio berciano de Cubillos del Sil, vuelve a sembrar de incertidumbre el futuro de las instalaciones.

En su plan de cierre, la compañía se comprometió con el Gobierno de España a ofrecer proyectos de futuro con el objetivo de facilitar una «transición justa», un propósito compartido en el resto de centrales que Endesa cerrará en España y que aspiraba a suavizar el impacto que supone a nivel económico en las comarcas afectadas.

Así surgió el proyecto llamado a ocupar el vacío dejado por la térmica, un almacén central de logística para los parques eólicos de la compañía y un parque fotovoltaico de 300 MW de potencia, la joya de la corona de un plan que según mostró la compañía en el Endesa Day, podría no ver la luz.

Enel está ofreciendo las instalaciones del municipio berciano al mejor postor a través de un concurso de proyectos empresariales enmarcado en el Proyecto Futur-e de economía circular. Si bien desde la empresa aseguran que los proyecto con renovables siguen en pie, la compatibilidad de ambas acciones se antoja complicada y supone poner en ‘stand by’ la tan cacareada transición justa que se había prometido para la comarca tanto desde el ámbito político como desde el empresarial.

No es el primer volantazo que ha sufrido el Bierzo. En 2010, cuando todavía no se imaginaba que menos de una década después el Bierzo vería como uno de sus pulmones económicos dejaría de respirar, la marcha atrás a la construcción de ciclos combinados, lo que hubiera supuesto una inversión multimillonaria y hubiera ayudado a prolongar la vida de la central, fue el primer aviso de lo que estaba por llegar.

Después llegó el culebrón sobre el plan de cierre. Hasta el último momento, incluso mientras se ofrecían recolocaciones a la plantilla, desde la empresa se negó que hubiera una decisión en firme.

El Bierzo se agarró a una continuidad imposible desde el comienzo como un clavo ardiendo, pero ninguna de las peticiones y ‘SOS’ desde la comarca fueron escuchados.

En cualquier caso, este concurso empresarial no interrumpe la hoja de ruta programada para el desmantelamiento de varios grupos de la central sobre el que existe un compromiso para recolocar a los trabajadores de las empresas auxiliares durante el tiempo que dure el mismo, estimado en cuatro años. ¿Después? Tocará esperar al siguiente movimiento de Enel.
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