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El 'descosío'

07/06/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Ocurrió ayer sábado por la mañana. Un encuentro casual de los tantos que se producen cuando se vive en el centro de León, que ya saben que el mundo es un pañuelo y esta ciudad ya ni les cuento ¿verdad? Un simple paseo matinal puede convertirse en una sucesión de saludos, incuso aunque se quiera pasar desapercibido, que hay días que uno está muy a gusto en su soledad. En este caso, sin embargo, no me importó apagar el reproductor musical y quitarme los cascos. La ocasión lo merecía.

Le quedan pocos días en la política. En concreto, apenas una semana. La simple relación profesional entre periodista y personaje público puede derivar, a veces, en trato cordial e incluso amistoso. ¿El roce hace el cariño? Cierto, para qué nos vamos a engañar. Y si además de eso resulta que tienes algunos vínculos en común con el susodicho, pararse unos minutos para charlar como buenos paisanos resulta obligado.

Sí, estoy hablando del todavía alcalde de León, Emilio Gutiérrez. Habíamos coincidido en algunos actos durante las últimas fechas pero sin la posibilidad de comentar la jugada, y cuando digo ‘jugada’, usted, querido lector, bien podría entender ‘jugarreta’, pero eso ya es responsabilidad suya.
Como es lógico, no voy a desvelar aquí ni lo que me dijo el señor Gutiérrez ni lo que yo le dije a él. Lo que sí me permito contar (Emilio, no me lo tengas en cuenta) es que me encontré a una persona liberada, con aspecto más saludable que hace un año y con ganas de alejarse de las presiones políticas (internas y externas), así como de la responsabilidad de un cargo que quema tanto como las llamas que consumieron el Ayuntamiento de Ordoño. Por cierto (y esto me saca la sonrisa mientras lo escribo), resulta curioso que el encuentro se produjera frente a un establecimiento de remiendos para rotos y descosidos. Allí me dirigía yo para dejar unos pantalones que me niego a tirar y hacia allí se encaminaba también Emilio Gutiérrez para hacer lo propio, en este caso en compañía de su señora. Se me antoja que otros lo tendrán más complicado para arreglar el ‘descosío’, expresión que me viene a la cabeza al pensar en mi querida Almería, tierra que el alcalde en funciones también conoce muy bien y donde ya proyecta unos días de asueto veraniego, tal y como tantas veces hizo antes de entrar en el cruel ruedo político. Antes de despedirnos con fuerte apretón de manos, una resuelta vecina leonesa se le acerca para felicitarle por el trabajo realizado en estos últimos cuatro años. Suerte, Emilio.
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