24/05/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Sí, hoy va a ser un gran día. Entra un hilo de luz desde la persiana, lo cual significa que luce el sol y muy probablemente con una temperatura de lo más agradable. Así da gusto celebrar un domingo electoral. Y esta vez, con ilusión de acudir a la cita con las urnas. Eso sí, me voy a quedar un rato más en la cama, que eso de remolonear entre las sábanas es un placer que no tiene precio. Lo siento Rocky, tendrás que esperar para el paseo mañanero.

Me pongo a mirar el techo con la sonrisa puesta. Que sí, que hoy vamos todos a votar para dar comienzo a una nueva época. Gane quien gane, todo irá mejor. Los viejos partidos se han dado cuenta de sus errores y no los volverán a repetir. Quién lo iba a decir. Los de la gaviota y los de la rosa, pidiendo perdón y reconociendo sus equivocaciones. Esta campaña electoral será recordada durante mucho tiempo... Y qué decir de los nuevos partidos. Saben lo que no hay que hacer, se muestran humildes y además tienden la mano para pactar con quien haga falta con tal de ofrecer una buena y ágil gestión en favor de los ciudadanos. Sí, España es un ejemplo para el mundo desde que el pasado 8 de mayo todas las fuerzas políticas firmaran ‘El contrato’, ese documento que incluye una cláusula por la cual se establece que en caso de incumplimiento de programa electoral, cualquier mandatario de cualquier partido podrá ser desalojado del poder en cualquier administración. Todavía me tengo que pellizcar cada vez que pienso en esa foto para la historia. Ahí estaban Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Rosa Díez, Alberto Garzón y el resto de líderes de los grupos políticos más representativos del país, dándose abrazos y poniendo la rúbrica a…

Suena implacable el despertador. Abro los ojos lentamente y todavía con sentimiento placentero. Por poco tiempo. Pronto me doy cuenta de que todo lo anterior, por muy real que pareciera en mi mente, no era más que un utópico sueño. ¿‘El contrato’? Menuda mente calenturienta la mía. Vale, puede ser que hoy comience un cambio, pero de momento la campaña tuvo mucho de las anteriores. Promesas que sonaban a papel mojado y descalificaciones entre unos y otros, tanto viejos como nuevos, que en lo de meter el dedo en el ojo no hay distinciones. A fin de cuentas, los nuevos ya no serán tan nuevos después de hoy, por no hablar del juego de pactos (y de tronos) que algunos ya habrán diseñado en sus cabezas a espaldas de los electores. Venga Rocky, vamos a dar un paseo. Y ya si eso voy luego a votar… o no.
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