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El centro y la corriente

22/03/2021
 Actualizado a 22/03/2021
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A pesar de que los partidos lo reivindican a diario como algo indispensable para que la convivencia democrática se mantenga fuerte con el paso del tiempo, en teoría, a la hora de ir a lo práctico usted y yo sabemos que eso del centro no existe. Directamente no existe o, por no ser tan brusco, le diré que es un lugar donde van a parar los que intentan quedar a bien con todos, los que no tienen mucha definición o los que prefieren moverse hacia un lado o el otro según convenga en cada momento. Lo mismo que hace la veleta, que va girando y apuntando según sople el viento.

Si es de los que aún tiene dudas sobre la existencia y necesidad del centro político, ahora mismo, cuando el invento de Ciudadanos va en caída libre y se intuye su ocaso más pronto que tarde y por eso tantos movimientos de sillas en poco tiempo, hay razones más que suficientes para cuestionarse por qué el centro político español es un lugar en el que las formaciones que hacen de él su espacio programático y aspiran a intercalarse entre izquierdas y derechas terminan por desaparecer.

Dicen, con un ejemplo muy gráfico ahora que está a punto de comenzar la temporada de pesca y que tanta afición tiene en la provincia leonesa, que el que se encuentra en medio del río y no es capaz de agarrarse a algo que le lleve hacia un lado o el otro de la ribera termina por ir a merced de la corriente para acabar ahogándose. Dicho de otro modo, el que se conforma con ser una opción sin necesidad de trasladarse a ninguno de los dos lados, acaba diluyéndose porque ni sus bases son sólidas ni sus posturas son medianamente claras.

Y salvo el ejemplo de UCD, que triunfó cuando los españoles aún estaban aprendiendo a votar y un lado no les convencía y el otro tampoco y por eso se decantaron por la opción del medio, el resto de partidos que ha venido a ejercer de llave entre izquierda y derecha acabaron por desaparecer. Como dice don Manuel, «gracias a Dios». Porque muchas veces sus dirigentes y, sobre todo, sus dependientes han confundido y enmarañado el centrismo con el oportunismo, el gobierno con los intereses y el bien común con la utilidad propia.

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