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El bueno, el feo y el malo

23/10/2015
 Actualizado a 09/09/2019
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Andy es el reflejo de la actual Deportiva. El centrocampista llegó la temporada pasada de puntillas, sin hacer mucho ruido y desde el primer día se hizo imprescindible. Ni Paglialunga, que se bajó del barco en diciembre, ni posteriormente Gaztañaga, fueron capaces de arrebatarle el timón al andaluz, ganándose a pulso la renovación de este verano.

Pero mucho ha cambiado el cuento esta temporada. Ni Andy ni la Ponferradina son cenicientas. El mediocentro no está al 100% y los equipos le tienen tomada la matrícula, pero culparle de la falta de ideas del centro del campo no es ni justo ni acertado. Salvo la exhibición de Basha ante el Valladolid -un partido que los vallisetanos jugaron durante más de una hora con diez- Andy no ha tenido un compañero a la altura.

Los constantes problemas físicos del suizo y un Jonathan Ruiz que tampoco anda fino han dejado al centrocampista solo ante el peligro, pero no es el malo de la película...o no el único al menos.

El problema de la Deportiva no es individual, es colectivo. El análisis sirve también para Khomchenovskyy, para Infante y si mi apuran, hasta para Acorán, jugadores llamados a ser -y lo acabarán siendo- importantes, pero que todavía no carburan.

Tampoco Manolo Díaz. Fue ‘culpable’ de la excelente campaña el año pasado y es responsable de la falta de ‘hambre’ del equipo de este. Y es que más allá de que los resultados, es la apatía que desprende el equipo, especialmente a domicilio, lo que causa cierto recelo en la grada, que ya ha mostrado su descontento -con razón- en algunos momentos.

En Segunda, querer es poder, y si la Deportiva muestra la ambición que se vio ante el Lugo en Copa, que los resultados en Liga solo es cuestión de tiempo.
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