Javier García es ovetense y realizó su Residencia en Ponferrada. Aquí desarrolló un trabajo de investigación titulado 'Agentes comunitarios de salud como impulso como impulso transformador de la educación sexual en la adolescencia', una propuesta para trabajar en centros escolares el tema de la educación sexual "de una forma diferente a las típicas charlas de profesionales, que son cuestiones puntuales, que están bien pero no teníamos muy claro que eso es lo que mejor funcione", explica.
Así pues, junto con otros dos compañeros del centro de Salud Ponferrada I pusieron en marcha una experiencia piloto en el Instituto Gil y Carrasco en el que vieron muy buenos resultados. "No se trata solamente de formarles en la prevención de enfermedades de transmisión sexual o embarazos no deseados, sino de hacerles ver la importancia de una sexualidad plena, ya que la sexualidad está presente en todos los ámbitos de la vida e impregna el comportamiento, los roles de género, todo". Para ello, la comunidad, en este caso el ámbito del colegio, "eligen a cuatro de los chicos, los que puedan considerar referentes para este tema, que es a los que se forma de una manera más específica". Luego ellos mismos son los que en las aulas o en sus ámbitos ejercen como agentes formadores comunitarios a través de distintas iniciativas".
Más allá de la prevención
Es un tiempo en el que el auge del movimiento feminista, de la concienciación en la igualdad entre hombres y mujeres, se ha puesto un foco importante en la educación afectivo sexual como medida clave de prevención de comportamientos y violencias machistas, por ejemplo. Y al respecto, Javier García sí pudo detectar en el desarrollo de su trabajo que "en educación sexual los adolescentes necesitan referentes, porque si no los tienes pueden utilizar como referentes pornografía o cosas que les lleven a una sexualidad insana e irrespetuosa", explica. De ahí la importancia de esa formación y la labor en ella de los profesionales de la Enfermería Familiar y Comunitaria.Tras su Residencia en Ponferrada, que concluyó en el mes de junio, Javier García se encuentra ahora trabajando en Oviedo. No ha sido posible quedarse en el Bierzo a continuar su trayectoria profesional "porque las cosas a nivel de Enfermería Comunitaria aquí están muy mal, y eso que el Bierzo, por sus características, por su área rural... podría ser un auténtico referente en Enfermería Comunitaria".
Muchos egos y poca visibilidad
El problema, explica, está en "que hay muchos egos y ningún apoyo institucional" ni desde la Unidad Docente ni desde las autoridades sanitarias del área hacia esta especialidad "que nunca ha sido valorada. Está muy poco reconocida y visibilizada. Casi nadie de esta especialidad puede quedarse a trabajar en el Bierzo". Esta falta de apoyo quedó reflejado incluso en el acto de recogida de su premio, en el que, pese a trasladárseles invitación, ningún representante de la Comunidad Autónoma de Castilla y León del área de Sanidad respaldó a Javier García en este evento en el que fue premiado. Un respaldo institucional que sí tuvieron los premiados en otras categorías. El premiado enfermero sí estuvo acompañado de su tutor metodológico, Manuel Mañá. Además, el Subdirector General de Atención Primaria de la Rioja, allí presente se interesó también por su situación profesional, al observar la calidad de su trabajo.
Enfermeras, con 'a'
Javier García rompe una lanza en favor de esa labor de las "enfermeras de Familiar y Comunitaria" y lo dice en femenino y con gran naturalidad, enfermeras, con convencimiento pleno de que es así como debe denominarse en genérico al colectivo de estos profesionales, frente a quien ve discriminatorio usar el término en femenino cuando se pone al lado de los profesionales médicos en masculino. "Todo el desarrollo y el avance histórico de esta profesión de la Enfermería ha sido gracias a las mujeres. El 90% de las profesionales son mujeres. No reconocer eso, es lo que sería injusto". Y es que, "una enfermera e mucho más que alguien que pone las vacunas", explica. En la línea de quienes defienden que los profesionales de la Enfermería Familiar y Comunitaria no están en una categoría inferior a los de Medicina, sino que son profesiones independientes y complementarias sin diferencias de rangos. Y por tanto, a su juicio, no cabe apreciar desigualdad alguna cuando se usa el término en femenino, si no al contrario, de reconocer a quien más ha aportado en este trabajo.
Más allá de la terminología, Javier García ve muy necesario dar mucha más posibilidades y visibilidad a esta especialidad en la que él se ha formado y por cuyo trabajo de investigación ha conseguido un prestigioso galardón. Un trabajo que ahora quiere convertir en tesis, "algo que me llevaría entre tres y cinco años" para poner en práctica el proyecto y desarrollarlo lo suficiente hasta obtener unas conclusiones científicas que permitan luego aplicar su investigación de forma práctica sobre la necesaria educación sexual de los jóvenes .