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El Bierzo, como ausente

30/03/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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A medida que íbamos conociendo con más detalle las listas al parlamento nacional, más nos dábamos cuenta de la insignificancia que representamos los bercianos (y creo que también los lacianiegos) en el teatro de operaciones políticas. Excepto una honrosa excepción al Senado y algún candidato al Congreso que puede considerarse berciano por ascendencia, el grueso de las listas y sus lugares preeminentes de los grandes partidos están reservados para otros territorios de la provincia. Y aclaramos lo de los grandes partidos porque ha tenido que venir Vox (sí, han oído bien: Vox, los de la armas en casa y el gatillo fácil) a pintarles la cara a los demás colocando una berciana en el número uno de su lista por la provincia de León a la Cámara Baja.Y esto sucede en el momento en el que las cuencas mineras y su entorno urbano y rural atraviesan el mayor agravio de su historia. Merecemos más. Esos puestos de partida que antiguamente se daban por hechos para los bercianos eran una norma no escrita, y seguro que a esa falta de fijeza normativa se aferran ahora los jefes para hacer como que no se acuerdan. No siempre hemos acertado en la elección de parlamentarios, no siempre hemos dado con la voz reivindicativa que buscábamos. Las boscosas alfombras, las mullidas moquetas del parlamento, amortiguan y domestican los gritos de protesta. Llegados a Madrid, muchos políticos locales se vuelven fieles al aparato e infieles a sus orígenes, pero aun en esos casos, es mejor contar con ellos allí que tener que esperar que un señor o señora de la Bañeza, de Carrizo o de Boñar, con todos nuestros respetos, cuente entre sus prioridades la de defender los asuntos del Bierzo. No esconden estas palabras un contenido de corte regionalista, sino que se trata de soñar con que las cámaras representen con la mayor fidelidad posible la realidad territorial, en lugar de ser el reflejo de los intereses de las estructuras internas de los partidos.Lo más berciano que tendrá el Congreso a partir de ahora será ir a tomarse una limonada al cercano Prada a Tope de la calle del Príncipe.
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