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El balón, un tesoro

30/10/2015
 Actualizado a 16/09/2019
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Aunque al final resultado es el que manda, ante el Oviedo se consiguieron mucho más que tres puntos. Incluso el ‘pelotazo’ que supone para la confianza una victoria ante un equipo como el asturiano en un Toralín hasta la bandera queda en un segundo plano. Porque el domingo la Deportiva volvió a disfrutar; y lo hizo gracias al balón.

El 4-2 y la traca final que supuso el doblete de Caiado, con taconazo incluido de Jebor, no difumina que la primera media hora de los blanquiazules fue para olvidar. El murmullo del Toralín, solo roto por los cánticos de los seguidores carbayones, no camuflaba la preocupación ante el devenir de un partido que presagiaba catástrofe y acabó en fiesta.

En esos minutos se vieron resumidos todos los males de la Deportiva en este arranque de temporada: Nula salida de balón -una mala entrega de Pavón fue el germen de la acción del penalti de Susaeta- y falta de ideas en el enganche.

Cuando lo fácil hubiera sido huir de la pelota y escurrir el bulto, aparecieron Antón y Melero para asumir responsabilidades. El burgalés se entonó centrando su posición y el canterano madridista, a pesar de los errores de sus compañeros en la combinación, apostó por ‘complicarse la vida’ en busca de una mejor salida que un simple pase atrás.

Benditas complicaciones. Ahora mismo el madrileño es el centrocampista en mejor forma mental -que no física- de la plantilla y el único que ha conseguido que se vuelva a asomar el mejor Andy.

¿Antón? Aportó la pausa a veces frustrante, pero casi siempre necesaria, que le hacía falta a la Deportiva en la media punta y el balón, un tesoro a la vista de la calidad de la que puede presumir el conjunto berciano este año, volvió a fluir.
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