El ‘abuelo’ que calienta fumando un cigarro

‘El Morín’ de Riaño es el apodo de este luchador que esta misma semana cumplió 47 años y acaba de batir el récord de longevidad como ganador de un corro de la Liga de Verano

Fulgencio Fernández
22/09/2019
 Actualizado a 22/09/2019
Contra Caberín luchó Morín de Riaño la final el día del record, en Boñar.
Contra Caberín luchó Morín de Riaño la final el día del record, en Boñar.
Salía El Morín de Riaño de hacer historia en el corro de lucha de Boñar con el mismo gesto de siempre, caminando muy despacio, el cinto colgando de una mano, una sonrisa al biés de quien sabe lo que ha hecho... y la mirada buscando a su hijo David, que da los primeros pasos en este deporte y que algún día podrá ser su rival en la hierba pues los dos compiten en la misma categoría. Pero primero no lo quiso el bombo de la suerte en los sorteos y después la mala suerte por el chaval ha caído lesionado en la clavícula y anda con el brazo en cabestrillo.
Sería una estampa única en categoría masculina pues en femenina ya la hemos visto entre Tamarina y su madre, María José.

Pero al grano. Roberto Andrés Moro, que la pasada semana cumplió 47 años, ha entrado en la historia de la lucha leonesa unos días antes, el 16 de agosto, en el corro de Boñar, cuando se proclamó vencedor -derrotando en la final al ganador de 10 Ligas, Caberín, y claro aspirante a la número 11 este año- con 46 años y 11 meses. Le arrebataba el récord a Saturnino Miguélez, de Mansilla Mayor, que ganó en León con 46 años y tres meses.

Lo hizo Satur gracias a que se cuidaba como poco y estaba en muy buena forma;lo hizo Morín cuidándose como nadie, de mal, es decir sin cuidarse lo más mínimo, fumando un par de paquetes de tabaco al día y fumando un cigarro pocos minutos antes de saltar al corro para hacer historia. Lo hizo Satur en excelente estado físico, lo hizo Roberto andando por los corros con una rodilla destrozada, la derecha, lo que le obliga a utilizar su mejor arma, el tranque, sólo con la pierna izquierda.

- Ahí lo tienes, cojo y sin necesidad de que la peguen un tiro, como a Tino el de Paradilla;le bromean los de la Sobarriba sabedores de que lo encaja todo.

Y no digamos cuando los médicos se ponen a temblar por las pulsaciones que tiene, le piden que no luche y se les apea de la ambulancia.

Es El Morín de Riaño, un tipo singular, siempre lo ha sido, que celebró el récord conseguido en Boñar toda la noche de fiesta y llegando al corro de Vegaquemada con unas más que sospechosas gafas negras, que trataban de ocultar la noche vivida.

Pues es un hombre récord.
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