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Ejemplo de resistencia

14/03/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Qué cosas: la web cumple 30 años y la Obrera 130. Vamos ganando por cien años en Ponferrada. No es una cuestión de antigüedad, sino de veteranía, experiencia y valores. Las generaciones que nos preceden han sabido mantener esa institución como una pequeña joya en su estuche aterciopelado que es ese edificio modernista, jalonado de unos balcones arrebatadores que se asoman a la calle del Paraisín, un lugar cuyo nombre ya dice bastante sobre sus avecinados. La Obrera puede llevar muy a gala el origen social y mutualista para ofrecer sanidad a los trabajadores de la industriosa villa de Ponferrada, también sus décadas de prosperidad, cuando la sociedad se construía en torno a bailes, partidas de cartas, fiestas sociales y corros de chapas, de aquellas que volaban en un matrix azaroso en busca del un afortunado llegado tal vez de San Lorenzo con la lujuriosa intención de gastarse las ganancias en una noche del Dólar. Pero la Obrera es además un presente marcado por la resistencia de sus socios ante la llegada de modas que un día se descubrirán como pasajeras. Es la contraposición a ese otro aniversario, el de la red de redes, internet y sus prisas, la vida en constante scroll. La Obrera representa la faceta humana de las relaciones sociales, es el corazón de la ciudad, es su viveza y su historia, celosamente guardada con nombres y apellidos en sus archivos. Allí estamos todos los ponferradinos en mayor o menor medida, en persona, por parentesco o por amistad. La Obrera se construyó a base del empeño de unos ciudadanos que quisieron ser más que eso, ser hermanos a base de buenas maneras, de largas tertulias, de todo lo contrario a lo que hoy nos encontramos en esa evolución de la web en la que se han convertido las redes sociales, plagadas de profesionales del odio, de mentirosos a sueldo, de suplantadores y arribistas de baja estofa. Ahora, cuando todos hablan de reinventar internet para convertirlo en algo más cercano a los valores humanos que, desde la ilustración, nos han convertido en una sociedad mejor, yo invito a pensadores y renovadores de la red de redes a pasarse por la Obrera, escuchar a sus gentes, con esa voz reverberante que regalan sus altos techos, y empezar a hablar de un futuro más consecuente con el humanismo, con la vecindad, con el prójimo. Sí, señor Zuckerberg, pásese un día por Ponferrada, cruce la puerta de la Obrera y a lo mejor, converso, termina denominando a su juguete ‘La Obrera Digital’.
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