Editar, un ejercicio de pasión y libertad

Charo Fierro, leonesa de Audanzas del Valle y 50% de la prestigiosa editorial Huerga & Fierro, es quien abre este recorrido estival por las guardianas del mundo literario, un ‘negociado’ en el que lleva desde 1975 y en el que es un referente

Mercedes G. Rojo
07/07/2020
 Actualizado a 07/07/2020
Charo Fierro en su hábitat natural, rodeada de libros.
Charo Fierro en su hábitat natural, rodeada de libros.
Comenzábamos el pasado martes un camino diferente entre los que recorren nuestras mujeres, en este caso referido al mundo editorial, un complejo mundo lleno de luces y sombras, con muchos escollos en su trazado, a veces lleno de sinsaborespero también de muchas satisfacciones profesionales y personales, especialmente cuando se llega al mismo de la manera en la que lo han hecho las nueve protagonistas que nos acompañarán otras tantas semanas. He decidido seguir su trazado desde los comienzos, siguiendo la estela que nos marca el orden cronológico de creación de sus sellos editoriales comenzando este nuevo recorrido con perspectiva femenina de la mano de la más veterana de nuestras editoras y que no es otra que Charo Fierro, natural de Audanzas del Valle, pueblo situado en pleno Páramo leonés, arropado entre los ríos Esla y Órbigo.Charo,a pesar de ejercer su labor desde el mismo corazón de Madrid (la editorial tiene su sede muy cerca de la Glorieta de Atocha, el Museo Reina Sofía y el mítico barrio de Lavapiés), siempre que tiene oportunidad –y suelen ser muchas- hace gala de su carácter leonés y procura barrer para casa.

Ella es la otra mitad del tándem Huerga & Fierro Editores, sello formado junto a su compañero de vida y trabajo Antonio J. Huerga allá por 1975, tras una primera aventura que llamaron Ediciones Libertarias, surgidas ambas en plena inquietud del cambio que se respiraba durante los últimos años del dictador y que les llevaba a tratar de «descubrir nuevas formas de libertad, actuar y escribir acorde con lo que estábamos viviendo y los movimientos que se estaban generando». Desde entonces, desde la creación de esta editorial independiente que se ha convertido en uno de los referentes de calidad existentes en España, ya no han dejado de publicar -a veces como un profundo ejercicio de resistencia- en una ingente labor que se pone de manifiesto en un catálogo de más de dos mil títulos de poesía, narrativa, ensayo, teatro, cine, …, incorporados a distintas colecciones (algunas que gozan de gran prestigio y reconocimiento y otras, de más reciente creación, que se van asentando poco a poco), cada una con su propia identidad, queridas y cuidadas por sus respectivosdirectores y que, por su parte, como editores entusiastas que son, trabajan en la publicación de cada uno de los títulos «con el máximo de las ilusiones y los defendemos con todas las ganas porque creemos en ellos». Y es que este tándem de Huerga & Fierro (que bien podía haber sido Fierro & Huerga, aunque la elección definitiva respondió más auna cuestión de musicalidad y de facilidad en la pronunciación que de relevancia del papel que cada uno de ellos pueda ocupar en el sello) se congratula de ser una «casa editora abierta a un buen texto y siempre expectante a las voces que se van incorporando al mundo de la edición» donde «vienen a confluir sentimientos llenos de experiencia, sin dar jamás la espalda a la aventura de descubrir y editar», motivo por el que en su catálogo cohabitan autores consagrados con otros emergentes, incluyendo entre ellos (unos y otros)firmas leonesas como las de Victoriano Crémer, Antonio Gamoneda, Ángeles Fernangómez, Jesús Díez Fernández, Tirso Priscilo Vallecillos, Luis Miguel Rabanal, entre las que incluso yo misma tengo el honor de aparecer. A pesar de ello y de colaboraciones que van surgiendo con otros también importantes nombres leoneses, la propia Charo reconoce que es ésta, la de estar más al día y más involucrada en lo que se mueve en los círculos culturales leoneses, «una asignatura en la que yo misma me tengo que dar el aprobado».

Para Fierro, esta aventura, que ya dura más de cuarenta y cinco años de edición ininterrumpida (comenzaron su andadura con toda la ilusión que la juventud puede aportar a proyectos como éste), no hubiera podido surgir de un trabajo en solitario pues «el proyecto editorial nació del sentimiento y de la forma de querer vivir de dos personas, Antonio J. Huerga y Charo Fierro. Así seguimos pensando, viviendo y llevando a cabo los proyectos, los dos»;y así aprendieron, desde el principio, a ser ‘equipo’, un equipo en el que –como seguramente ocurre en toda editorial pequeña e independiente (que es como ellos se definen), todos saben hacer de todo aunque en el caso de nuestra protagonista sea ella quien se ocupe principalmente «del contacto con librerías y distribuidores y la organización de eventos y ferias y demás», dejando otras tareas para un trabajo más en común.Esta veteranaeditora disfruta sobremanera de las ferias de libros que considera «parte importantísima en nuestro hacer y caminar», y en las que la editorial ha tenido presencia desde hace muchos años: en las nacionales y en las internacionales; de forma presencial como en las de Madrid, Barcelona, Valencia, Soria, Toledo, Zaragoza, Trujillo, a las que son asiduos; o a través de las casetas de las librerías en aquellas a las que no pueden asistir, donde procuran estar representados por los libros y sus autores. Quizá por ello eche tanto de menos, en esta situación que nos ha provocado este inesperado coronavirus que nos ha sumergido a todos en un cierto caos, haber tenido que prescindir de esa presencia en “feria”, una presencia física y masiva que es la que realmente «nos renta, nos satisface y la que, por supuesto, deseamos»; como la Feria del Libro de Madriden la que Huerga & Fierro editores son unos auténticos veteranos que han ido viviendo su evolución: «Siempre ha sido una verdadera Fiesta-feria del Libro que, junto con Leopoldo María Panero y el resto de autores, ha hecho que todos los añostengamos esa visibilidad (a través de la que) poder corporeizar la editorial y todo lo que representa»; una feria, la de Madrid, que esperan pueda retomarse en la primera quincena del próximo octubre «si la situación sanitaria nos lo permite y la responsabilidad de cada uno en este tema hace que no surjan rebrotes».

Tampoco olvidan, por supuesto, las librerías y bibliotecas como esos espacios ineludibles para la presencia del libro -tal como ella misma dice- «las librerías (porque son) el hábitat natural del libro editado (…) donde toda editorial quiere quelleguen sus libros, sus novedades. Las bibliotecas, (…) nuestro espacio favorito para que nuestro fondo repose en sus estanterías». Sin embargo, especialmente con respecto a las primeras tiene sus más y sus menos, en concreto el poco espacio que las misma reservan en sus mesas de novedades o en sus estanterías a aquellos autores que no conocen; o lo desmoralizante que resulta la raquítica sección de poesía (en las no especializadas, claro) con la que suelen contar bajo la disculpa de que«la poesía es un género minoritario», un hecho ante el que Charo Fierro se rebela con la siguiente afirmación:«No, el movimiento poético es el que más fuerza y visibilidad tiene. La cadena comercial, distribuidoras, librerías… al no visibilizarlo lo mismo que otros géneros hacen que ahí, en ese proceso de la cadena, (la poesía) se convierta en minoritaria»; una realidad que vivimos como un problema endémico y que habitualmente los autores achacan a la mala distribución de las editoriales.Y ya puestos con los sinsabores que este mundo causa a quien en él vive, reconocehaber pasado por muchos momentos difíciles que siempre llegan unidos «a la precariedad económica con la que tenemos que desenvolvernos, casi hacer encaje de bolillos», aunque enseguida reconoce que tales inconvenientes (que suelen ir asociados a su condición de independientes) «no nos hacen perder un ápice de ilusión y entusiasmo». Incluso de crisis como la que estamos viviendo a causa de la pandemia saca en positivo descubrir «diferentes modos de poder desarrollary llevar a cabo proyectos. En definitiva, reinventarnos». Reconoce que en esta actual circunstancia se ha hecho muy presente el mundo de Internet que avanzavertiginosamente pero que ha de permitir la convivencia entre ambos modelos, las redes y lo presencial,para que se fortalezcan mutuamente y sean los autores y sus libros los que siempre salgan ganando.

Como ser editora también tiene sus satisfacciones, entre ellas Charo Huerga reconoce como propia la de «haber luchado a brazo partido» frente a la discriminación que a lo largo de tantos años han sufrido las mujeres en este campo profesional; en su caso, reivindicando continuamente «que cuando se hable de su sello, nunca se personalice en uno de los componentes de la editorial. Huerga & Fierro siempre», pues hasta hace muy poco en muchos sectores con los que se relacionan, se les olvidaba completar el nombre quedándose solamente con la primera parte. Y es que la visibilidad también es necesaria para el reconocimiento pleno de una labor que, como ya hemos dicho, es una labor en equipo en la que «tanto monta…». En esa lucha cuenta también con el hecho de poder contar entre sus colecciones con textos escritos por mujeres «con un contenido y mensaje de género», comoEllas resisten de Noni Benegas, Nadie hablará de nosotras de María Monjas, La inutilidad de los miércoles de María Castrejón, o Lo que pudo haber sido de Itziar Mínguez, por nombrar algunos de los publicados por esta editorial.

Otro de los aspectos que también le ha aportado gran satisfacción es el hecho de haber servido como editorial trampolín para algunos autores que han publicado sus primeros libros en Huerga & Fierro yque «hoy están en otros planetas».Y uno más: «contar con (muchísimos) libros reposados, escritos sin prisa, con el deleite y el buen hacer de quien los escribe, (…) eternos, (que) con el paso del tiempo adquieren más rotundidad y vigencia»,una de esas satisfacciones que a Charo Fierro la llevan a sentirse cada día más a gusto en su papel de editora, tal como ella misma reconoce.

Advierte que para una editorial independiente todos los momentos son difíciles y precisamente por ello es imprescindible«estar siempre alerta, ir de avanzadilla». Por eso, ahora más que nunca, confía en que «si nada se tuerce la situación dará un giro para que los proyectos diseñados no se retrasen mucho» y reivindica «la necesidad de llevar a cabo actos presenciales; presentaciones, recitales, encuentros». Y como se reconoce, tanto personalmente como en su calidad de editora como abiertamente optimista, finalizo este recorrido con sus propias palabras al respecto: «Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, nosotros somos unos expertos en eso; somos optimistas por naturaleza», un optimismo que seguramente aflore de su capacidad «de estar abiertos a nuevos retos (que) nos hace tener la ilusión renovada día a día. Han pasado años ininterrumpidamente al pie de páginas y de proyectos; sinceramente, me siento ilusionada y con la mente abierta para seguir aprendiendo día a día».
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