A principios de este mes saltaba la noticia, que era recogida por el rotativo asturiano La Nueva España. Rodolfo Cachero Pereda, empresario propietario de la Compañía Minera Asturleonesa, está en busca y captura tras ordenar su ingreso en prisión el Juzgado de lo penal número tres de Oviedo. El motivo, cumplir la condena de 30 meses que le fue impuesta a principios de este año por fraude fiscal cuando estaba al frente de Coto Minero Jove, otra sociedad hullera en el municipio asturiano de Aller. Además, el juez mercantil apartaba a Cachero de la gestión de Asturleonesa, inmersa en un concurso de acreedores.
El motivo de esta condena de 30 meses de prisión, según detalla el citado periódico, se debe a ocho delitos contra la Hacienda Pública cometidos entre los años 2002 y 2004 en Jovesa. En febrero de 2016, el juez de primera instancia fijó penas de un año de prisión por cada uno de los delitos. La Audiencia Provincial revisó después la pena al estimar el atenuante de dilación indebida del proceso, rebajándola a 10 meses de privación de libertad por cada delito. Con arreglo a lo que marca la legislación española, el tiempo máximo que Rodolfo Cachero debería permanecer en prisión no puede exceder de 30 meses. Además, la sentencia también condena al empresario minero al pago de multas que ascienden a 3,75 millones de euros.
Días después de salir a la luz la noticia de la orden de detención contra Cachero, el pasado 3 de agosto, los Administradores Concursales tomaban las riendas de las explotaciones de Cerredo y anunciaban la revisión de documentos y contratos para descartar que existan irregularidades.
Sin noticias de su paradero, su representante legal, Francisco Maroto, señaló a los medios asturianos que la situación procesal de Rodolfo Cachero permanece sin cambios, y que está pendiente de que el juzgado decida sobre varios recursos presentados contra la orden de encarcelamiento. Casi dos semanas después de la orden de búsqueda y captura poco o nada se sabe sobre su paradero real.
Otra condena similar
Esta no es la primera vez que Rodolfo Cachero se enfrenta a la justicia. Hace años, en 2001, el empresario minero también fue condenado por motivos similares, concretamente por un fraude tributario cometido entre 1993 y 1996. Según precisó el diario La Nueva España, entonces un juzgado de Oviedo lo puso en busca y captura ante la imposibilidad de notificarle una orden de arresto e ingreso en prisión en la cárcel madrileña de Alcalá-Meco, para cumplir una pena de cuatro años y ocho meses de cárcel por defraudar 186 millones de las pesetas en la explotación carbonera de Coto Minero Jove. Cachero fue detenido en agosto de 2001 y cumplió condena.
Minería y construcción entre sus negocios
Rodolfo Cachero Pereda es un empresario de Oviedo, conocido por hacerse con la compañía minera Astur-Leonesa, actualmente en concurso de acreedores. En el mismo sector, estuvo al frente de la explotación carbonera de Coto Minero Jove, conocida como Jovesa, en el municipio asturiano de Aller. Es precisamente de ésta época la sentencia que ahora ha hecho que esté en paradero desconocido. Pese a que es conocido por muchos por su actividad minera, lo cierto es que Cachero ha estado al frente de negocios de otros sectores como construcción, distribución, hostelería, o servicios aeroportuarios. En su trayectoria empresarial también hay medios de comunicación, y es que fundó la cadena TeleAsturias.
¿Está en Gran Canarias o en Beverly Hills?
Nada se ha sabido desde entonces de Cachero y las especulaciones corren como la pólvora e incrementan más la posibilidad de una fuga en toda regla para eludir esta condena. Como si se tratase del popular ‘Wally’ del juego de búsqueda, las informaciones y fotografías de Cachero en distintos lugares han estado circulando por redes sociales y grupos de WhatsApp. Estos destinos van desde Gran Canaria hasta el último y más llamativo, Beverly Hills en California, y es que según detalla La Nueva España entre los trabajadores mineros ha estado circulando una foto del empresario en esta localización, si bien no puede precisarse si se trata o no de una fotografía reciente.
