25/02/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
Admito que pueda ser discutible que hacer el bien a los demás redunde en beneficio propio pero, sin duda, nadie cuestionará lo beneficiosoque resulta, cuando de lo que se trata es de hacernos bien a nosotros mismos. Despreciar nuestro propio bien sería del género estúpido y, sin ánimo de faltar, más bien como inferencia lógica, deduzco que debemos ser algo estúpidos cuando demostramos ser tan reticentes a donar sangre. Da lo que te sobra y nunca te faltará lo que necesites, decía San Agustín, que podía estar perfectamente hablando de la sangre.

La sangre es necesaria para vivir. La sangre no se puede fabricar y es imprescindible para el tratamiento de muchas enfermedades y actos médicos: un accidente de tráfico, requiere de 30 donaciones; una intervención quirúrgica, exige de 20 donaciones; un enfermo de leucemia necesita 250 donaciones. Dios no lo quiera, pero quién nos asegura que ninguno de nosotros no va a necesitar de ello, de la sangre que otros han donado. Por eso, cuando donamos, no es por altruismo, es por puro egoísmo, por nosotros mismos. Y me parece bien.

Quien dona sangre, regala vida a los demás y también así mismo. Y lo mejor es que no cuesta nada. Para donar, sólo es necesario: Ser mayor de edad; pesar más de 50 kg.; sentirse bien y no haber donado sangre en los dos últimos meses. Es importante no estar en ayunas y llevar el DNI.

La donación es un proceso sencillo, rápido y seguro. Tan sencillo como para caber en un par de líneas. Primero, hay que rellenar un cuestionario, que sirve para proteger tanto nuestra salud como la del receptor. Tras la entrevista con el médico (quien nos realizará un breve reconocimiento), nos tumbamos cómodamente para la extracción. Después, con unos minutos de reposo y un refrigerio, continuamos con la actividad normal. Resumiendo, sentirnos un poco héroe sólo nos habrá llevado unos veinte minutos. Donar sangre es tan sencillo como escribir esta columna siguiendo las instrucciones del folleto.

Donar sangre no tiene más riesgos que cualquiera de las otras acciones que acometemos a lo largo de un día. El material médico está debidamente esterilizado y es de un solo uso. Vivir es arriesgado, por eso es necesaria la sangre, que donemos sangre. Qué nadie diga que por falta de sangre dejó de afrontar algunos riesgos, qué nadie diga que por escasez de sangre dejó de perseguir sus sueños. La sangre es necesaria para seguir jugando a este juego «arriesgado y hermoso de la vida». Y la semana que viene hablaremos de León.
Lo más leído