Diciembre

12/12/2014
 Actualizado a 13/09/2019
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No soy de las que odia la Navidad. De hecho, es una de las épocas del año que más me gusta. La gente que vuelve a casa, las luces en las calles, las tiendas llenas, listas interminables de la compra, que si hoy como aquí y pasado ceno allí… Movimiento. Muchos no soportan el ritmo frenético de diciembre. Que los supermercados atiborren sus estanterías de turrón y polvorones desde finales de noviembre, el consumismo exacerbado y las felicitaciones por compromiso. Pero reconozcámoslo, es un mes que nos toca la fibra. A todos. Hace poco leí que diciembre es como el ying y el yang, el pasado y el futuro en un mismo instante. El momento de hacer balance, de pensar en lo bueno y en lo malo que nos ha pasado y en cómo ha cambiado nuestra vida. En las personas que se fueron, las que ya nunca estarán, las que permanecen y las que llegaron por casualidad para quedarse. Ganas de olvidar lo peor del pasado e ilusión por todo lo bueno que nos depara el futuro. A veces me da la sensación de que diciembre me roba el presente. Pero yo no te odio, porque en el fondo me das la oportunidad de avanzar. De creerme la mentira de que a partir del 1 de enero todo cambia. Año nuevo, vida nueva. Y en esas estamos.
Hace poco tuve un accidente de tráfico y desde ahí todo han sido una serie de catastróficas desdichas. Pero en ese preciso momento te das cuenta de que te dan igual los propósitos, los ‘debería haber hecho’ o los ‘voy a hacer’, porque lo que importa es lo que haces hoy. Así que, a los que odiáis las navidades, aprovechad. Aprovechad cada minuto con vuestra gente, con las personas que no veis a menudo. Aprovechad a decir todo aquello que os quede por decir, a hacer esas cosas que siempre dejamos para mañana por pereza o apatía. A dar más abrazos y a decir más te quiero. Porque la vida no se para por nadie, y diciembre no nos espera. El rumbo que nos marcamos, el castillo de naipes que planeamos, se puede esfumar en décimas de segundo. Y suena a tópico, pero dentro de mi coche, ese mismo día, lo vi más que claro. Da igual que sea 31 que 1. Porque el futuro es incierto, así que mejor disfrutar de diciembre hasta la última gota.
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