Diatribas

03/10/2019
 Actualizado a 03/10/2019
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Escribir sobre un tema y plasmarlo en forma de opinión es una labor muy satisfactoria, pero claro, nunca va estar a gusto de todos. En este sentido me gusta recibir las críticas por parte de mis lectores cuando me paran por la calle o las recibo vía correo electrónico o en cualquiera de mis redes sociales. Sin embargo me suelen pedir con demasiada frecuencia que deje de lado lo políticamente correcto y entre en un terreno más duro. Mire usted, querido lector, no hay cosa que me diera mayor satisfacción que escribir en un todo más duro, pero también le digo que no poseo una situación que me lo permita. Este país nuestro no premia a aquellos que de forma pública exprese determinados temas, más bien se les castiga. Posiblemente si tuviera la posición de Arturo Pérez-Reverte, al que admiro y sigo, estaría haciendo pleno uso de una libertad que al final del todo no lo es tanto. Tenemos menos libertades en nuestra época que en la Edad Media o cualquier otro periodo de nuestra historia. Fíjense ustedes como de esta manera para mi entrar en diatribas se convierte en una utopía. No suelo dar mucho crédito a los discursos de carácter oral, pero sí a los de carácter escrito, y el hecho de poder realizar determinadas injurias e incluso hacer uso de la censura a determinados personajes o cosas es algo que agradaría a la inmensa población y estaría incurriendo en un delito de carácter doloso, vamos, un delito contra el honor. Por otro lado no podemos caer en la tentación de entrar a diestro y siniestro, no vaya a ser que me vuelva un adicto, ya que parece que aquel que hace uso de ello no puedo dejarlo y no estoy por la labor de una desintoxicación. De nuestros empleados públicos, sí, ha leído usted bien, desde nuestro presidente del Gobierno, pasando por la Casa Real y dejándonos aterrizar en cualquier organismo público, todos ellos no deberían ostentar un poder que esté por encima nuestro, simplemente hacen un trabajo por nosotros, aunque lo del Rey de España y familiares adjuntos soy de los que piensa que podríamos despedir, está bien, un poco republicano si soy, no confundir con rojo, son dos cosas diferentes. Aunque si fuera rojo tampoco habría ningún problema. Recuerde que cuando vaya a un organismo público y el funcionario le trate mal e incluso pueda levantar demasiado la voz para posteriormente hacerle creer que le está haciendo un favor, ya sabe «que nanai de la china», ¡que suerte estos que entran en diatribas!
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