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Después del verano

04/07/2022
 Actualizado a 04/07/2022
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Acaba de empezar el verano y ya hay quien está hablando del final de la estación como si un poco más allá de estos meses de calor, de vacaciones y de verbenas que muchos pueblos llevaban dos años esperando, viniera el apocalipsis. Que a lo mejor tienen parte de razón o mucha, pero lo que está medianamente claro es que la gente normal está hasta arriba de vivir con una espada de Damocles permanentemente sobre la cabeza desde hace varias temporadas.

Dice el economista Santiago Niño-Becerra, el mismo que pronosticó la crisis del 2008 dos años antes de que sucediera, que estamos ante es el último verano, como en la película, y por eso la gente está en masa saliendo a la calle, a las rebajas, a los negocios de hostelería y a las carreteras porque lleva dos años aguantando en casa y no sabe qué nos tendrán preparado para la época caída de la hoja de los árboles. Un «otoño caliente» avanzan algunos y un «otoño preocupante» vaticinan otros en los programas donde supuestamente se sientan a la mesa varios expertos. Claro, que desde hace unos años, experto es cualquiera en cualquier tema que se trate.

Por eso, después de dos veranos de restricciones y de ahorro, porque muchas familias se han guardado los presupuestos de las vacaciones de 2020 y 2021, entre la población, en general, hay mucha gente decidida a fundirse los caudales al calor del verano. Si es el último, como dicen los que hablan de recesión, bien merece la pena hacer de él una fiesta.

Tanta como los ayuntamientos que antes hacían una semana de fiestas y este año quince días o los pueblos que antes organizaban los actos en honor del patrón para el sábado y el domingo, con un programa casi reducido a la máxima de «misa y mesa» y este año están contratando una semana de eventos porque consideran que es momento de disfrutar y no de pensar en lo que vendrá.
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